El 1 de noviembre, fecha de Todos los Santos, la iglesia celebra la memoria de aquellos que han alcanzado la santidad. La doctrina de la comunión de los Santos es una enseñanza que no compartimos con nuestros hermanos separados, ni con las sectas.
Con frecuencia los círculos protestantes nos acusan de que la doctrina de intercesión de los santos no es bíblica, que no existe ningún caso en la Escritura de que un muerto haya intercedido por los vivos. Por ello, comparto unos argumentos que responden a estos ataques y cuestionamientos:
Con frecuencia los círculos protestantes nos acusan de que la doctrina de intercesión de los santos no es bíblica, que no existe ningún caso en la Escritura de que un muerto haya intercedido por los vivos. Por ello, comparto unos argumentos que responden a estos ataques y cuestionamientos:
Moisés y Samuel
Para empezar, os propongo esta cita del profeta Jeremías:
Entonces Yavhé me dijo:
«Aunque Moisés y Samuel
se pusieran delante de mí,
no estaría mi voluntad con este pueblo.
Échalos de mi presencia,
y que salgan (Jeremías 15,1)
Moises y Samuel eran conocidos por su poderosa intercesión ante el pueblo de Israel (Ex 32:11-12; 1 Sam 7:9; Sal 99: 6; Jer 15:1).
En el momento que Dios dice esto al profeta Jeremias, Moises y Samuel estaban muertos, sin embargo Dios enseña la posibilidad de que se pongan delante de él para pedir por el pueblo, aún asi, Dios no cambiará de voluntad, y no los quiere delante de él. Esto muestra como dos personas ya fallecidas aún pueden interceder por otros.
Moisés y Samuel son también nombrados en otros dos pasajes de la Escritura donde vemos existe un contacto directo entre la tierra y el mundo espiritual:
“Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra. El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Yavhé se ha apartado de ti y es tu enemigo? (1Samuel 28:12-16)
El medio usado por Saúl es pecaminoso e ilícito, pero yo no argumento sobre el medio, sino sobre como Dios permite exista un contacto entre un profeta ya fallecido y un rey, para comunicarle a este, lo que le va a pasar, y lo que Dios ha decidido para él.
Es evidente Samuel, ya estaba muerto, pero aun así profetizó lo que le pasaría a Saúl. Esto viene apoyado al leer Eclesiástico (Sirácida) 6,19-20: "Samuel después de que él se había quedado dormido, profetizó y... reveló al rey de su muerte, y alzó su voz de la tierra en la profecía, para borrar la maldad de la gente".
Ahora vamos con Moisés:
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías” (Mateo 17,1-4)
En un monte, en la Tierra se aparecen dos fallecidos, Moisés y Elías, hablaban con Jesús, pero Pedro, Santiago y Juan estaban presentes. Otra prueba de que el contacto espíritu y hombre es posible y no es malo, nadie condenaría a Cristo y a Pedro por hablar con muertos ¿no? Si Dios permite los muertos interactúen con los seres humanos para un buen fin, con mayor motivo permitirá nos ayuden en nuestras debilidades y escuchen nuestras súplicas, pues son conscientes como ya hemos demostrado de lo que sucede en la tierra.
Elías
Aquí se menciona además de Moisés, ya conocido como poderoso intercesor (Jeremías 15,1) a Elías, uno de los más grandes profetas, tanto que Dios no quiso que conociera muerte, y se fue al cielo:
“Mientras iban caminando y conversando, de pronto apareció un carro de fuego, tirado por caballos de fuego. Pasó entre los dos hombres y los separó, y Elías fue llevado al cielo por un torbellino. Eliseo lo vio y exclamó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!». Mientras desaparecían de su vista, rasgó su ropa en señal de angustia” (2 Reyes 2:11-12)
Elías era muy conocido entre la Tradición judía como un poderoso intercesor, tenemos la prueba de que el pueblo judío si creía en la intercesión de los profetas y patriarcas, en este versículo bíblico:
“Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías. Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle” (Marcos 15,34-36)
Si los judíos no creyeran en la intercesión de Elías, nunca habrían dicho, "llama a Elías" o "Esperad a ver si viene Elías a bajarle". Parece invocar a Elías era algo común en la Tradición judía.
Debemos tener en cuenta que en Marcos 15:34 se usa ßοαω —clamar, implorar—, también usada en Lucas18,7 y 1 Samuel 7,8 para implorar a Dios en oración o intercesión. Esta palabra se puede encontrar en contexto de intercesión/oración en dichos pasajes, lo cual refuerza la idea de que Jesús estaba rezando, pero a Dios no a Elías. Sin embargo, los judíos que allí estaban pensaban se trataba de Elías, como prueba los versículos 35 y 36.
Esto es lógicamente posible ya que Elías se había aparecido a Cristo antes en el monte, (Mateo 17,3-4) por lo que no es de extrañar los evangelistas aquí mencionaran este dato.
La Torah
Por otro lado, sabemos que dentro de la Torah judía se recogen enseñanzas sobre la intercesión de los profetas y patriarcas:
Tenemos en Sota 34b, como uno de los espías que mandó Moises a la tierra de Canaán hizo un desvío a Hebron para rezar delante de la tumba de Abraham Sara e Isaac y pedir por su alma y luego se salvó de la decisión que tomaron los otros espías.
En Taanit 16c se nos dice que es costumbre visitar un cementerio en día de ayuno, para pedir que los que están allí enterrados intercedan por nosotros.
Eliseo
Para finalizar, me gustaría citar la última prueba de la intercesión de un difunto con los vivos:
“Y cuando estaban sepultando a un hombre, he aquí, vieron una banda de merodeadores y arrojaron al hombre en la tumba de Eliseo. Y cuando el hombre cayó y tocó los huesos de Eliseo, revivió, y se puso en pie (2 Reyes 13,21).
Dios se vale de los huesos de un santo profeta, Eliseo, para revivir a un Muerto. Esto muestra la posibilidad de que aun muerto, los profetas podían hacer milagros a través de Dios, y Dios los seguía usando, aunque no se pidió revivir al muerto. El contacto de un hombre con un santo lo resucita, la intercesión se ve en que el hombre muerto "toca los huesos del Santo" estos huesos son el medio que Dios usa para que el muerto resucite.
Nuestro medio es la oración a los justos —Santiago 5:16—, la cual tiene mucho poder para solicitarles su intercesión en nuestras aflicciones.
Abraham
“Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.” Pero Abraham le dijo: “Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá.” Entonces le dijo: “Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.” Abraham le dijo: “A Moisés y a los Profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!” Él entonces dijo: “No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos, se arrepentirán.” Pero Abraham le dijo: “Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos” (Lc 16,22-31).
En este pasaje vemos como se pide al Padre Abraham que se envíe al mendigo a casa del padre del rico para que dé testimonio de lo que estaba por venir. Esto es que un ser desde el seno de Abraham puede testificar en la Tierra sobre lo que ha de venir, para que las personas se conviertan al evangelio. Es muy significativa la frase“ si alguno de los muertos va, ellos se arrepentirán”.
Por tanto, si existe un contacto entre muertos y vivos, tal y como esta frase indica ¿por qué los vivos no pueden pedir que estos intercedan por ellos? Curiosamente el rico desde el Hades, está pidiendo la intercesión de un muerto por los vivos (sus padres y hermanos). Esto es una prueba más de la posibilidad que existe de intercesión una vez muerto.
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