1. La violencia en los orígenes de la existencia histórica de Jesús
2. Rastros de violencia en la narración evangélica mateana
2. Rastros de violencia en la narración evangélica mateana
El Cristo del Sermón de la Montaña revela el mundo de los hombres tal como es -un espacio infestado por la violencia-, pero, al mismo tiempo, interpela a sus discípulos a fin de construir un nuevo orden de valores donde cada uno sea respetado por lo que es, acogiendo su identidad y encomendándolo a Dios, cuyo amor no discrimina.
A la violencia, constitutiva de toda sociedad humana, el Jesús del Sermón de la Montaña invita a un cambio radical, a una oposición no-violenta que es, verdaderamente, una declaración de guerra a la violencia de los hombres.
Ahora bien, el Sermón de la Montaña contiene, por su radicalidad, una violencia hecha a la lógica del mundo: un nuevo discurso sobre Dios que suscita violencia y oposición contra aquél que es el predicador. Jesús deberá, pues, asumir la violencia que sus palabras provocan. Por lo que sólo la Pasión permitirá que se realice plenamente, en Jesús, ese nuevo discurso sobre Dios.
Tesis 5: En el Sermón de la Montaña, y de manera programática, el Jesús de Mateo rompe con la lógica de la violencia. La Palabra que él pronuncia es realmente Palabra de alteridad en tanto que enuncia lo inaudito. El Sermón de la Montaña anticipa aquello que se va a realizar plenamente en la Pasión de Jesús. La muerte en cruz es el lugar donde Jesús muestra, con toda fuerza, la palabra inaudita del Sermón de la Montaña. En el Gólgota, Jesús se revela verdaderamente como «Hijo de Dios» que rompe la lógica de la violencia y ofrece un lugar donde descubrir el nuevo rostro del Padre que el Sermón de la Montaña anunciaba.
Conclusión
Dentro del contexto de la narración mateana, Mt 11,12 sitúa los ministerios de Juan Bautista y del Jesús terrestre en un período de conflicto violento que caracteriza la proximidad del Reino de Dios. En términos apocalípticos, una lucha sin tregua se desencadena entre Dios y sus aliados, por un lado, y el mundo de los hombres, bajo el poder del diablo (Mt 4,8), por otro. En esta lucha, Jesús adopta la siguiente actitud: por una parte, anuncia la justicia retributiva de Dios sobre aquéllos que se oponen a la venida del Reino; por otra, proclama la palabra radicalmente no violenta del Sermón de la Montaña.
En Mateo, la cruz revela la violencia última contra Jesús. Contrariamente a lo que se pudiera esperar (véase Mt 22,41), el fruto de esa violencia no sería el juicio, sino el advenimiento de un tiempo nuevo donde la alianza y el perdón (Mt 26,28) serán proclamados, de ahora en adelante, por los discípulos de Jesús (Mt 28,16-20).
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