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domingo, 18 de septiembre de 2022

Giordano Bruno (1548-1600): Ante la Inquisición romana

Giordano Bruno ante el tribunal de la Inquisición


Venecia (1591)

En 1591 se dirige a Venecia, invitado por el noble Mocenigo, quien estaba interesado en su método de entrenamiento de la memoria. El veneciano, que esperaba que las lecciones fueran por la línea de “recetas mágicas”, tema que fascinaba a Giordano Bruno y por el cual también se le conocía y temía, quedó insatisfecho por las clases. Enojado porque su maestro se postuló a la cátedra de matemáticas en la Universidad de Padua (que obtendría Galileo un año después, en 1592) y porque mostraba deseos de volver a Frankfurt, Mocenigo lo denunció la Inquisición por herejía. Es posible que también hubiera surgido una querella de tipo más íntimo o personal entre ambos, pues la acción de Mocenigo no es fácil de explicar sólo por los intentos de huida de Bruno.

Giordano Bruno fue arrestado y, en su juicio ante los inquisidores venecianos, primero esgrimió el principio de la “verdad doble”, diciendo que los errores imputados a él, le eran sostenidos “como un filósofo y no como un cristiano honesto”; después, sin embargo, abjuró de todos sus errores y dudas con respecto a la doctrina y práctica católicas (Berti, Docum., XII, 22 y XII, 45)

La Inquisición de Roma solicita y obtiene su extradición (1593)

Aunque se le puso en prisión, el problema no era tan grave mientras el juicio se realizara en la relativamente tolerante Venecia. Pero para desgracia de Bruno, la Inquisición romana pidió y obtuvo su extradición. En enero de 1593 entraba en el palacio del Santo Oficio para ser arrojado a una mazmorra. Allí permaneció siete años, mientras el proceso, entrabado en la maquinaria judicial vaticana de entonces, avanzaba a paso muy lentamente.

En la primavera de 1599, el juicio se inició ante una comisión de la Inquisición de Roma y, después de que al acusado se le otorgaran varias oportunidades de retractarse de sus errores, fue finalmente condenado (enero de 1600), entregado al brazo secular (8 de febrero) y quemado en la estaca en el Campo dei Fiori, Roma (17 de febrero). 

Aunque los registros judiciales del juicio se conservan parcialmente, se sabe que el proceso tuvo diversas fases. En un principio, Bruno dijo no tener interés en cuestiones teológicas. Luego hizo un esfuerzo por demostrar que sus ideas sobre cosmología, magia, filosofía y teología, no se oponían "necesariamente" al dogma católico. 

Los inquisidores, por su parte, querían una retractación explícita y absoluta pero Bruno no estaba dispuesto a llegar a eso. Después pasó a defenderse con el argumento de que no entendía qué era explícitamente aquello de lo que debía retractarse. Finalmente, quedó claro que Girodano Bruno no se retractaría de los conocimientos científicos o, en algunos casos, pseudo-científicos, que profesaba y el papa Clemente VIII ordenó que se le condenara como un "impenitente y pernicioso hereje".

Cuando escuchó la sentencia, Giordano Bruno respondió a sus jueces: "Quizá vuestro temor al entregarme vuestro veredicto sea mayor que el que yo siento al escucharlo". Desde entonces mostró una actitud de un estoicismo, valor y dignidad ejemplares. 

El 17 de febrero de 1600 fue conducido a la hoguera, preparada en el llamado Campo dei Fiori. Su actitud continuó siendo valerosa y despectiva hasta el momento en que fue consumido por las llamas.

Bruno no fue condenado por su defensa del sistema copernicano de astronomía, ni por su doctrina de la pluralidad de los mundos habitados, sino por sus errores teológicos, entre los cuales estaban: que Cristo no era Dios, sino meramente un hábil mago, que el Espíritu Santo es el alma del mundo, que el demonio seria salvado, etc.

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