El primero de noviembre de 1950, en ambiente de solemnidad, Pio XII por medio de la bula “Munificentissimus Deus” pronuncia, declara y define como dogma de fe que:
“La inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta a la gloria celeste en alma y cuerpo”.
La definición de este dogma de fe, es el culmen de una tradición que desde hace siglos estaba en el corazón de los fieles, por eso el argumento principal al que apelará Pio XII será el “Factum Ecclesiae” es decir, el sentimiento de los fieles “Sensus Fidelium”.
Este “Consensus Fidelium” será ratificado desde el magisterio por medio del envío a todos los obispos, el primero de mayo de 1946 en la encíclica “Diparae Virginis” en la cual Pio XII pide a ellos su parecer sobre lo oportuno de la definición, junto al “Sensus Fidelium”. El Papa tendrá en cuenta la opinión de los teólogos y de la gran cantidad de peticiones que desde Pio IX fueron enviadas por toda la Iglesia, pidiendo el pronunciamiento del magisterio.
El uso del término “dormición” (en latín dormitio), deriva de la creencia, sostenida por una parte de los teólogos, que María no estaría verdaderamente muerta, sino que estaría solamente caída en un sueño profundo, y luego sería asunta al cielo.
En realidad la idea de que la Dormición y la Asunción sean la misma cosa no es correcta. Pero desde el punto de vista temporal, las dos celebraciones litúrgicas coinciden. La Dormición de María se festeja el 15 de agosto con tal denominación en la Iglesia ortodoxa y tradicionalmente en la Iglesia católica de rito bizantino, mientras que, según el calendario litúrgico católico de rito romano en este día se celebra la Asunción. La Iglesia católica y la ortodoxa afirman la doctrina de la Asunción.
Según una tradición, la dormición habría sucedido en Jerusalén aproximadamente un año después de la muerte de Jesús (es decir probablemente en el 31 o 34); los apóstoles habrían entonces sepultado a María, pero habrían después encontrado el sepulcro vacío.
Otra tradición sostiene en cambio que María sería vista aun por muchos años después de la muerte de Jesús, y que la dormición habría sucedido en Éfeso, donde ella se había mudado siguiendo al apóstol Juan, al cual Jesús agonizante le había confiado.
“La inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta a la gloria celeste en alma y cuerpo”.
La definición de este dogma de fe, es el culmen de una tradición que desde hace siglos estaba en el corazón de los fieles, por eso el argumento principal al que apelará Pio XII será el “Factum Ecclesiae” es decir, el sentimiento de los fieles “Sensus Fidelium”.
Este “Consensus Fidelium” será ratificado desde el magisterio por medio del envío a todos los obispos, el primero de mayo de 1946 en la encíclica “Diparae Virginis” en la cual Pio XII pide a ellos su parecer sobre lo oportuno de la definición, junto al “Sensus Fidelium”. El Papa tendrá en cuenta la opinión de los teólogos y de la gran cantidad de peticiones que desde Pio IX fueron enviadas por toda la Iglesia, pidiendo el pronunciamiento del magisterio.
El uso del término “dormición” (en latín dormitio), deriva de la creencia, sostenida por una parte de los teólogos, que María no estaría verdaderamente muerta, sino que estaría solamente caída en un sueño profundo, y luego sería asunta al cielo.
En realidad la idea de que la Dormición y la Asunción sean la misma cosa no es correcta. Pero desde el punto de vista temporal, las dos celebraciones litúrgicas coinciden. La Dormición de María se festeja el 15 de agosto con tal denominación en la Iglesia ortodoxa y tradicionalmente en la Iglesia católica de rito bizantino, mientras que, según el calendario litúrgico católico de rito romano en este día se celebra la Asunción. La Iglesia católica y la ortodoxa afirman la doctrina de la Asunción.
Según una tradición, la dormición habría sucedido en Jerusalén aproximadamente un año después de la muerte de Jesús (es decir probablemente en el 31 o 34); los apóstoles habrían entonces sepultado a María, pero habrían después encontrado el sepulcro vacío.
Otra tradición sostiene en cambio que María sería vista aun por muchos años después de la muerte de Jesús, y que la dormición habría sucedido en Éfeso, donde ella se había mudado siguiendo al apóstol Juan, al cual Jesús agonizante le había confiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario