La imagen de la Virgen de Guadalupe es una de las más conocidas y en la iglesia católica y su origen está relacionado con las apariciones, pues fue el signo con el que María convenció al obispo Zumárraga de que Juan Diego era su enviado.
Quedó impresa de manera milagrosa en la tilma fabricada con fibras de maguey que portaba Juan Diego cuando fue a visitar al obispo Juan de Zumárraga. La tela se conserva en la basílica de Guadalupe. Mide aproximadamente 1,69 metros de altura por 1,05 metros de anchura, y la imagen de la Virgen ocupa 1,43 metros.
No existe una explicación científica sobre la estampación de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego. Se le ha sometido a numerosos estudios, todos ellos muy exhaustivos, y ninguno de ellos ha podido dar una respuesta que no señale a la intervención divina. Además, la imagen se ha mantenido intacta pese a los ataques y otra serie de percances que deberían haberla destruido.
Un hecho de gran trascendencia es que la imagen de la Virgen de Guadalupe representa una audaz síntesis cultural pues presentaba la fe católica de manera muy entendible para los indígenas. El rostro es el de una joven mestiza, cuando aún no existían mestizos en el país, lo que se convertiría en una anticipación de lo que estaría por llegar. Además, en la estampación hay multitud de detalles que tenían un gran simbolismo para los pueblos indígenas y que sirvieron como una eficaz catequesis para explicarles quién era María.
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