Monja
Una “monja” es una mujer consagrada a Dios en una abadía o monasterio. Emite (como las religiosas) los votos de pobreza, castidad y obediencia, buscando diariamente a Dios en la contemplación del misterio de la vida de Jesucristo en una comunidad alejada del bullicio mundo. Su vida está dedicada sobre todo a la oración y al trabajo, como es el caso de los monjes de los monasterios.
Estas mujeres viven su consagración a Dios en monasterios o conventos “de clausura”, es decir, en los que no pueden convivir con otras personas ajenas a su comunidad religiosa. En el espacio de clausura, reservado a las monjas, solo pueden entrar sacerdotes, personal médico y otros trabajadores necesarios para el mantenimiento del monasterio o convento. Las monjas solo abandonan la clausura para asuntos médicos o para actividades relacionadas con el monasterio.
Religiosa
Además de vivir una intensa vida de oración, una religiosa entrega su vida a los demás en diferentes ámbitos, como pueden ser el de la salud, la educación, el trabajo social, la asistencia espiritual, la obra misionera, la evangelización en medios de comunicación, el cuidado de las personas mayores, de huérfanos, etc.
Una religiosa pertenece a una congregación religiosa, una familia espiritual constituida por mujeres, como ella, que asumen el ideario de la fundadora de la congregación.
Hermana, Sor
En la iglesia se aplica familiarmente el concepto de “hermana” a las mujeres que han consagrado su vida a Dios y que no son superioras de una comunidad, en cuyo caso suelen ser llamadas “madre”. La mayoría de las monjas se llaman “hermanas” entre ellas. Así que, aunque hay diferencias, a la mayoría de las religiosas no les importa el término.
Muchas mujeres consagradas en congregaciones y órdenes religiosas tienen todavía hoy la costumbre de asumir un nuevo nombre el día en el que profesan los votos de pobreza, castidad y obediencia o en el que entran a formar parte de la comunidad religiosa. En muchos casos se les suele llamar “sor María”, “sor Clara”… El término “sor” procede de la contracción de la palabra latina “soror”, que quiere decir “hermana”; y que se aplica tanto a monjas como a religiosas en general.
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