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sábado, 1 de octubre de 2022

Sobre los Concilios


Concilio de Jerusalén
Mosaico
Templo de Santa Prudenciana, Roma



Concilio (del latín concilium) es una reunión o asamblea de autoridades religiosas, generalmente efectuada por la Iglesia Católica u Ortodoxa, para deliberar o decidir sobre las materias doctrinales y de disciplina.

Los más importantes son los llamados concilios ecuménicos. Un concilio ecuménico es una asamblea celebrada por la Iglesia Católica con carácter general a la que son convocados todos los obispos para reconocer la verdad en materia de doctrina o de práctica y proclamarla. El vocablo griego oikoumenikós (οἰκουμένoν) llegó al latín tardío como oecumenĭcus, que a su vez llegó a nuestro idioma como ecuménico. Este término se emplea para calificar a aquello que es universal o que abarca a todo el mundo.

El primer concilio fue convocado por san Pedro, en Jerusalén, hacia el año 50, y relevó a los paganos convertidos al cristianismo de las observancias judáicas. Los siguientes son numerados del I al XXI, y se dividen en dos grupos: griegos y latinos, según hayan tenido lugar en Oriente u Occidente. 

Los concilios griegos fueron convocados por los emperadores de la época, que los presidieron, generalmente. Los concilios latinos fueron convocados por los papas.

Los concilios de la Iglesia Católica Romana, deben ser convocados por el Papa y presididos por él o por un delegado suyo, y en él habrán de estar representados la mayoría de los obispos de las provincias eclesiásticas. Para la validez de sus acuerdos es precisa, como condición sine qua non, la sanción del Sumo Pontífice Romano.

Entre los concilios griegos:

Nicea I

Del 20 de mayo al 25 de julio de 325, convocado por el emperador romano Constantino I, que estuvo presente, y presidido por el obispo Osio de Córdoba, que actuó en representación del Papa. Formuló la primera parte del Símbolo de fe, conocido como el Credo Niceno, definiendo la divinidad del Hijo de Dios, y se fijaron las fechas para celebrar la Pascua.

Constantinopla I

Entre mayo y julio de 381, convocado por el emperador romano Teodosio I y presidido sucesivamente por el Patriarca de Alejandría Timoteo, el Patriarca de Antioquía Melecio, el Patriarca de Constantinopla Gregorio Nacianceno, y su sucesor el Patriarca de Constantinopla Nectario. El papa Dámaso no mandó representación.

Formuló la segunda parte del Símbolo de Fe, conocido como el Credo Niceno Constantinopolitano, definiendo la divinidad del Espíritu Santo. Se condenó a los seguidores de Macedonio I de Constantinopla, por negar la divinidad del Espíritu Santo (Macedonianismo).

Calcedonia

Del 8 de octubre al 1 de noviembre de 451, convocado por el emperador romano de oriente Marciano, y presidido por el Patriarca de Constantinopla Anatolio. El Papa, mandó como su representante personal al Obispo Pascanio. Proclamó a Jesús Cristo como totalmente divino y totalmente humano, dos naturalezas en una persona.

Rechazó la doctrina del monofisismo, originándose la escición de las Iglesias que sí lo aceptan: las antiguas iglesias orientales, como la Iglesia Ortodoxa Copta, la Iglesia Apostólica Armenia, la Iglesia Ortodoxa Siríaca y la Iglesia Ortodoxa Malankara, de la India.

Entre los concilios latinos:

Letrán I

Fue convocado por el papa Calixto II en diciembre de 1122, inmediatamente después del Concordato de Worms que puso fin a la querella de las investiduras; aboliéndose el derecho que reclamaban los príncipes de investir dignidades y tener beneficios eclesiásticos. Finalizó en 1123.

Letrán IV

Fue convocado bajo la autoridad del papa Inocencio III en 1215, para condenar varias herejías: de los Albingenses, de los Valdenses, del Abad Joaquín de Fiori, y otras. Se elaboró un credo más extenso, contra los Albigenses.

Trento

Convocado por Pablo III (1545-1563) para tratar el tema de la escisión de la Iglesia por la reforma protestante. También se ocupó de muchos temas doctrinales, morales, y disciplinares. Se decretó sobre la Justificación, los Sacramentos, la Eucaristía, el Canon de la Sagradas Escrituras y otros temas, con variadas disposiciones disciplinares. 

Se condenaron los errores de Lutero y otros autodenominados reformadores. Fue el concilio más largo y en el que se promulgaron más decretos dogmáticos.

Vaticano II

Convocado por Juan XXIII (1962-1965) que presidió la primera etapa, hasta otoño de 1962; las tres sesiones siguientes fueron convocadas y presididas por Pablo VI, su sucesor. Fue un concilio pastoral, no dogmático.

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