A continuación, señalaremos algunos rastros de violencia que cabe descubrir a lo largo de la narración evangélica mateana:
1. La violencia contra los discípulos y contra Juan Bautista
En Mt 10, Jesús anuncia la violencia que sufrirán los discípulos en su misión de la proclamación del Reino de Dios (cf. 10,16-42; vv.21- 22: «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, éste se salvará»).
Mateo 10,1-7: Convocación y misión de los Doce:
10,7-15: Instrucciones sobre la misión
10,16-23: Persecuciones
10,24-33: No tengan miedo
10,34–11,1: Jesús, signo de contradicción
El rechazo del Evangelio y la violencia que provoca en sus adversarios se explican de manera teológica: Cristo es objeto de escándalo. El odio a que están expuestos los discípulos es el resultado de la separación que provoca el Evangelio: es necesario abandonar seguridades y certezas para seguir a Cristo. Y esto es objeto de escándalo para todos los hombres, tanto judíos como paganos.
Mateo relata la muerte violenta de Juan Bautista (14,1-2). Ésta debe interpretarse dentro del marco de la violencia que la venida del Reino suscita en el ser humano. Juan Bautista es condenado a muerte porque en nombre de Dios interpela a los poderosos. En este sentido, la violencia que él sufre anuncia la violencia que sufrirá Jesús: «Os aseguro que Elías ya vino y no le reconocieron y lo trataron a su antojo. Otro tanto ha de sufrir de ellos el Hijo del hombre. Entonces comprendieron los discípulos que se refería a Juan Bautista».
2. La muerte de Jesús como resultado de la violencia
La muerte de Jesús se inscribe, pues, dentro de esta tradición del enviado de Dios rechazado y violentado por su pueblo, bajo la influencia de sus jefes religiosos, cuyos privilegios pone en entredicho con su predicación. Dos ejemplos serán suficientes para ilustrar lo dicho:
a) Es en Mat 12,14, inmediatamente después de la controversia surgida por la interpretación radical que hace Jesús del sábado (véase 12,1-13), cuando los fariseos se reúnen para confabular contra él y eliminarlo. Desde el proyecto de Herodes al principio del Evangelio, ésta es la primera vez en que se plasma explícitamente el deseo de conducir a Jesús a la muerte. Se perfila, pues, en el horizonte del relato la condena y la muerte del enviado de Dios.
b) Son, sobre todo, los tres anuncios de la Pasión los que aquí deben ser mencionados. En ellos, la violencia que sufre Jesús no es la de los dirigentes del pueblo en tanto que judíos, sino la de todo hombre (judío o pagano) enfrentado a la palabra del predicador del Reino de los cielos. Jesús muestra a los discípulos (16,21) la perspectiva de su muerte. Él ha comprendido el carácter ineludible de ésta. Al igual que los profetas del antiguo Israel, portadores de la palabra de Dios, al igual que Juan Bautista, Jesús fue rechazado y sufrió la violencia homicida.
Las principales interpretaciones del versículo 12 se dividen en cinco: tres interpretan positivamente, dos lo hacen de forma negativa.
a) En positivo:
1) la «santa violencia de aquéllos que se adueñan del Reino de Dios a costa de las más duras renuncias»
2) la idea, según la cual, el Reino, a pesar de todos los obstáculos, vendrá con poder
3) «los violentos» sería la expresión con la que serían designados los discípulos de Jesús por sus
adversarios o incluso por ellos mismos. Esos «violentos», esos «marginados» se apoderan en
lo sucesivo del Reino.
b) En negativo:
1) la violencia de los zelotas que quieren hacer advenir el Reino por las armas (y que Jesús desaprobaba)
2) en expresión de la apocalíptica judía, el combate de las fuerzas malvadas contra el Reino de Dios y sus enviados. En otras palabras, el sufrimiento de Juan Bautista y de Jesús es interpretado en términos de tribulación escatológica de los últimos días.
¿Cómo interpretar el pasaje?
Por el contexto narrativo de Mateo, en el que está tan presente la violencia contra los enviados de Dios, estas palabras expresan la suerte reservada al Bautista y a Jesús. En sus personas es el Reino de Dios el que recibe el embate de la violencia. Los violentos son aquí los que atacan a los enviados de Dios para apoderarse de un bien que no es suyo (véase 21,38).
Está a punto de librarse un combate apocalíptico entre Dios y los poderes. El Bautista está en prisión y pronto será ejecutado. La misma suerte le aguarda a Jesús. La violencia es, pues, constitutiva del próximo advenimiento del Reino de Dios. Los que se oponen a él echan mano de la violencia. Esta interpretación enlaza con la tradición profética: el rechazo y a veces la muerte del enviado de Dios.
Tesis 1: A través de la genealogía y del relato de la infancia, Mateo señala que la violencia es constitutiva de la existencia histórica de Jesús en cuanto que procede de un linaje humano, caracterizado por la violencia y el homicidio. A esta violencia, común a todo destino humano, se une, para Mateo, la violencia suscitada por la proclamación de la proximidad del Reino de Dios. Esta proclamación que interpela al hombre en sus certezas y en su suficiencia, suscita rechazo y odio en el encuentro con el enviado de Dios.
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