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viernes, 28 de octubre de 2022

La violencia en los orígenes de la existencia histórica de Jesús

Mateo inscribe los ministerios del Bautista y de Jesús en un período de conflicto violento provocado por la proximidad del Reino de Dios. Al ser confrontado con la violencia, el Jesús mateano apela a la justicia retributiva de Dios sobre los que se oponen a la venida del Reino. Interpretada por Mateo de acuerdo con las categorías de la apocalíptica, la muerte de Jesús se presenta como desenlace normal de la férrea lógica de la violencia. En este sentido, el Sermón de la montaña representa el reverso de la medalla.

Este ensayo pretende interpretar las enigmáticas palabras de Jesús que encontramos en el Evangelio de Mateo sobre el tema de la violencia: «Desde los días de Juan Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mt 11,12). Los principales resultados han sido sintetizados bajo la forma de «tesis» al concluir cada una de las etapas de la investigación.

EL DESTINO DEL JESÚS DE MATEO: 
UN RECORRIDO JALONADO POR LA VIOLENCIA
La violencia en los orígenes de la existencia histórica de Jesús

La violencia está presente en los relatos de la infancia de Jesús de dos maneras diferentes:

1. La genealogía de Jesús (Mt 1,1-17) atestigua que la violencia precede la venida al mundo de Jesús. 

La lista de sus antepasados lleva en ella inscrita la historia tormentosa y violenta del pueblo de Israel: una historia de guerras y paz, de violencias y de reconciliaciones. Incluso, de manera más precisa, un detalle de esta genealogía indica que Jesús está marcado por la violencia, no solamente como miembro del pueblo de Israel, sino como miembro de un linaje particular. Después de haber presentado a Jesús como «hijo de David» (Mt 1,1), Mateo señala que «David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón (v. 6). ¿Por qué no llamarla por su nombre, Betsabé, como a las otras mujeres: Rajab, Tamar y Rut? ¿No se quiere con ello recordar el episodio en que David, una vez ha cometido adulterio con aquélla que será más tarde un antepasado de Jesús, hizo matar a su marido (2 Samuel 11).



Fresco con la genealogía de Jesús


2. En el capítulo 2, Mateo narra un acto particularmente violento, el de la matanza de los niños de Belén (Mt 2,16-18). Por medio de este asesinato colectivo, Herodes intenta desembarazarse de una competencia indeseable. Dos puntos a considerar:

La cita de cumplimiento del v.17 menciona al profeta Jeremías. Este profeta adquiere un especial
interés para Mateo que lo nombra explícitamente tres veces (Mt 2,17-18; 16,14; 27,9-10). La primera y la última referencia atestiguan la oposición mortal al Mesías de quienes le habrían de haber reconocido y acogido. La mención de Jeremías refuerza el vínculo entre los relatos de la Infancia y el de la Pasión, haciendo hincapié en el rechazo del Mesías por su pueblo, más concretamente por sus responsables religiosos. 



La matanza de los inocentes


Por otra parte, en Mt 16,14, el evangelista confirma lo anteriormente expuesto: para Mateo, Jesús fue visto por sus contemporáneos como un profeta de desgracias. Como Jeremías, también él sufrió las consecuencias: el rechazo. Para Mateo, este rechazo ya estaba inscrito al principio de la existencia terrestre de Jesús. El episodio de la matanza de los inocentes y de la huida de Jesús a Egipto debe leerse en paralelo con la historia de Moisés. Las alusiones más sugerentes son: 

1) el asesinato de todos los niños varones de Israel bajo las órdenes del Faraón (Ex 1,22), asesinato al que escapa Moisés (Ex 2,1-10); 

2); la huida de José «de noche» evoca la huida de Egipto la noche de Pascua (Ex 12,31), pero también la huida de Moisés, en peligro de muerte, cuando mata al soldado egipcio (Ex 2,11ss); la vuelta de Jesús a su país que recuerda la de Moisés. Jesús se hace, así, solidario de las desgracias de su pueblo (cf. Mt 8,17; 11,28-30), incluso en la violencia sufrida por los más pequeños y, a la cual, en la lógica del relato de Mateo, él se escapa provisionalmente.

Por tanto, desde el principio de su existencia está Jesús doblemente marcado por la violencia: violencia original (se halla en el mismo corazón de su genealogía) y violencia real (en Jesús se repite el tema veterotestamentario de la rebelión contra el enviado de Dios).


Fuente: Élian Cuviller, Jesús aux prises avec la violence dans l’Évangile de Matthieu
Études Théologiques et Religieuses 74 (1999) 335-349.

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