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sábado, 22 de octubre de 2022

Marción

Los marcionitas fueron una secta herética fundada en 144 d.C. en Roma por Marción, que se mantuvo en Occidente por 300 años, y en Oriente algunos siglos más, especialmente fuera del Imperio Bizantino

El marcionismo llegó a convertirse con el tiempo en una variante del gnosticismo aunque a Marción le preocupaba poco la metafísica y la relación entre los dos dioses; él no sabía nada sobre emanaciones divinas, eones, sicigias, principios del bien y el mal eternamente opuestos.

Marción

Marción era hijo del obispo de Sínope en el Ponto. Nació cerca del 110 d.C., de padres ricos. Rodón y Tertuliano, que escribieron cerca de una generación después de su muerte, lo describen como nautes, nauclerus: dueño de barcos. 

San Epifanio (Haeres., XLII, II) relata que Marción en su juventud profesó llevar una vida de castidad y ascetismo, pero, a pesar de sus intenciones, cayó en el pecado con una doncella. En consecuencia su padre, el obispo, lo expulsó de la Iglesia. Marción dejó Sínope y viajó a Roma. 

Muchos estudiosos modernos rechazan la historia del pecado de Marción como un chisme malicioso, pero otros ven en la joven doncella una metáfora de la Iglesia, la entonces joven novia de Cristo, a quien Marción violó con su herejía, aunque había hecho grandes profesiones de castidad y austeridad corporal. Ningún escritor eclesiástico primitivo ha presentado ninguna acusación de impureza contra Marción, y su austeridad parece reconocida como un hecho.

San Ireneo afirma que Marción adquirió cierta influencia en la Iglesia de Roma bajo el papado de Aniceto (c. 155-166). Aunque este período puede marcar el mayor éxito de Marción en Roma, llegó allí mucho antes, cerca de 140 d.C. después de la muerte de Higinio, quien murió en ese año y aparentemente antes de la accesión de Pío I. 

Epifanio dice que Marción trató de ser admitido a la Iglesia Romana pero fue rechazado, alegando que no podían admitir a uno que había sido expulsado por su propio obispo sin previa autorización de esa autoridad. Esta historia ha sido señalada como improbable; se debe tener en mente, sin embargo, que Marción llegó a Roma durante la sede vacante “después de la muerte de Higinio”, y que tal respuesta suena bastante natural en los labios de presbíteros que estaban todavía sin un obispo.

Es obvio que Marción ya había sido consagrado obispo. Un laico no podría haber discutido sobre la Escritura con los presbíteros de Roma como lo hacía él, ni haber fundado un grupo con tanta influencia. Además, sus discípulos se jactaban de tener como fundador a un obispo, un reclamo que no fue discutido por sus adversarios, aunque se escribieron muchas y extensas obras contra ellos.

Según Tertuliano (De præscr., XXX), poco después de su llegada Roma, Marción regaló a la comunidad doscientos mil sestercios. Este regalo, una gran suma para esos días, puede ser atribuido al primer fervor de fe. Después de su ruptura con la Iglesia le devolvieron el dinero. 

Por último, el informe de que Marción a su llegada a Roma tenía que entregar o renovar una confesión de fe (Tertuliano, "De Præscr.," XXX; "Adv. Mar.", I, XX; "de carne Christi", II) encaja mejor con la suposición de que era un obispo, pues habría sido extraño si hubiese sido un laico.

Podemos afirmar, entonces, que Marción era obispo, probablemente ayudante o sufragáneo de su padre en Sinope. Tras haber reñido con su padre viajó a Roma donde, al ser un navegante o dueño de barcos y viajero, ya debía ser conocido y allí su riqueza le podía obtener influencia y posición. Si Tertuliano supone que fue admitido a la Iglesia Romana y san Epifanio dice que se le negó la admisión, las dos declaraciones se pueden reconciliar si entendemos la primera como una mera membresía o comunión, y la última como la aceptación de sus reclamos. 

Dos de los primeros escritores mencionan su dignidad episcopal, quienes dicen de él que “de obispo pasó a ser un apostáta" (San Optato de Mileve, IV, V), y que era llamado como un obispo (Adamancio, "Dial.", I). 

Se dice que Marción les pidió a los presbíteros romanos la explicación de Mateo 9,16-17, la cual evidentemente él deseaba entender como la expresión de la incompatibilidad del Nuevo Testamento con el Antiguo, pero el cual ellos interpretaron en un sentido ortodoxo.

Ruptura con la Iglesia de Roma

Su ruptura final con la Iglesia Romana ocurrió en el otoño de 144. Marción parece haber hecho causa común con Cerdo, gnóstico sirio, que estaba en Roma en ese tiempo. 

Ireneo relata (Adv. Hær., III, iii) que en un encuentro con san Policarpo en Roma, Marción le preguntó: “¿Tú me reconoces?”, y aquél le contestó: “Te reconozco como el primogénito de Satanás”. Este encuentro debió haber ocurrido en 154, en cuyo tiempo Marción había desarrollado una exitosa actividad, pues san Justino en su primera Apología (escrita cerca de 150) dice que la herejía de Marción estaba diseminada por todas partes. 

Muerte de Marción

Tertuliano relata en 207 (la fecha de su Adv. Marc., IV, iv) que Marción profesó la penitencia y que aceptó como condición para su readmisión a la Iglesia el traer de vuelta al redil a los que había hecho descarriar, pero la muerte le impidió llevar esto a cabo. No se conoce la fecha exacta de su muerte.


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