La influencia espiritual del P. Belarmino entre los alumnos es muy importante. Entre sus dirigidos espiritualmente están el beato Rodolfo Acquaviva, mártir de Salsette, en la India, y el misionero de China, el P. Mateo Ricci.
En presencia suya, los estudiantes ingleses, el 15 de abril de 1579, pronuncian el voto heroico de volver a la patria para trabajar por la fe católica y morir, si fuere necesario. Los primeros que extienden las manos sobre el Evangelio son los beatos Roberto Sherwin, Lucas Kirby y William Hart. También los santos Roberto Southwell y Enrique Walpole, de la Compañía de Jesús, y los beatos Edward Oldcorne, también jesuita, Cristóbal Buxton, Edward Jomes y John Ingram. Todos ellos darán la vida por la fe en Inglaterra. Roberto Belarmino jura con sus discípulos y pide ser destinado para enseñar la fe católica entre los ingleses.
Después de acompañar al cardenal Enrique Gaetani a París (1589) reanuda sus clases y la labor espiritual de los estudiantes del Colegio Romano. Se siente muy a gusto.
Entre tantos discípulos sobresale el joven jesuita Luis Gonzaga. Lo acompaña tres años, hasta la muerte de Luis en 1591. Roberto enseña y guía, Luis edifica al maestro. El recuerdo y la devoción por Luis Gonzaga los conservará hasta el final de sus días. En el testamento pide ser sepultado a los pies de san Luis Gonzaga. Belarmino tuvo el consuelo de promover con éxito la beatificación de su dirigido.
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