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miércoles, 7 de septiembre de 2022

Persecución, destierro y muerte de san Hipólito de Roma

Maximino Tracio persiguió a los cristianos y desterró al Papa legítimo (Ponciano) y a Hipólito a las minas de Cerdeña, donde parece ser que se reconciliaron. Allí los dos renunciaron al pontificado, para facilitar la pacificación de la comunidad romana, que de este modo pudo elegir un nuevo Papa y dar por terminado el cisma.

Después de que los dos desterrados murieron en la isla de Cerdeña, sus restos mortales fueron traídos a Roma el mismo día, 13 de agosto (ya sea de 236 o en uno de los años siguientes). 

El papa Fabián (236-250) hizo trasladar los cuerpos de Ponciano e Hipólito a Roma, enterrando al primero en la cripta papal de San Calixto, y a Hipólito en el cementerio de la vía Tiburtina, que aún lleva su nombre. 

Ambos fueron reverenciados como mártires por la Iglesia Romana: prueba cierta de que Hipólito había hecho las paces con la Iglesia antes de morir. 

La Iglesia celebra la fiesta de los dos mártires el 13 de agosto.


Martirio de san Hipolito. Obra de 1468.
Museum of Sint Salvador Kathedral, Brujas.



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