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sábado, 3 de septiembre de 2022

La herejía gnóstica según san Ireneo: "Adversus Haereses" ("Contra los Herejes")


San Ireneo de Lyon (140-202) fue testigo de las crisis del imperio romano en la segunda mitad del siglo II y de las persecuciones contra la Iglesia. Pero el problema que más le preocupó fueron las doctrinas falsas (herejías) que algunos miembros de la Iglesia enseñaban, utilizando el engaño de que fueron reveladas en privado por Jesús a un grupo de escogidos. El herejes más influyentes durante la vida de Ireneo fueron los gnósticos. a los que intento rebartir con su principal obra Adversus Hareses (Contra los Herejes).

Según una antigua tradición, el gnosticismo tiene su origen en un mago y una prostituta. En los Hechos de los Apótoles (8,9-13) leemos sobre un mago que algunos ven como una “fuerza de Dios”:

“Desde hacía un tiempo, vivía en esa ciudad un hombre llamado Simón, 
el cual con sus artes mágicas tenía deslumbrados a los samaritanos y pretendía ser un gran personaje. Todos, desde el más pequeño al más grande, lo seguían y decían: 
"Este hombre es la Fuerza de Dios, esa que es llamada Grande". 
Y lo seguían, porque desde hacía tiempo los tenía seducidos con su magia. 
Pero cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba la Buena Noticia del Reino de Dios 
y el nombre de Jesucristo, todos, hombres y mujeres, se hicieron bautizar. 
Simón también creyó y, una vez bautizado, no se separaba de Felipe. 
Al ver los signos y los grandes prodigios que se realizaban, él no salía de su asombro”.

Simón, el Mago, primer gnóstico en la tradición cristiana 
según san Ireneo

Esta historia parece tener un final feliz pero Simón, el Mago, como se le conoce durante el tiempo de Ireneo, siempre entendió la religión como una herramienta para ejercer el poder que tanto le gustaba. Simón no comprendía que los apóstoles Pedro y Juan no estuvieran interesados en la riqueza (8,14-24):

“Cuando los Apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que los samaritanos 
habían recibido la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. 
Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. 
Porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos, 
sino que solamente estaban bautizados en el nombre del Señor Jesús. 
Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo. 
Al ver que por la imposición de las manos de los Apóstoles se confería el Espíritu Santo, 
Simón les ofreció dinero, diciéndoles: 
"Les ruego que me den ese poder a mí también, 
para que aquel a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo". 
Pedro le contestó: "Maldito sea tu dinero y tú mismo, 
porque has creído que el don de Dios se compra con dinero. 
Tú no tendrás ninguna participación en ese poder, porque tu corazón no es recto a los ojos de Dios. Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor: quizá él te perdone este mal deseo de tu corazón, 
porque veo que estás sumido en la amargura de la hiel y envuelto en los lazos de la iniquidad". 
Simón respondió: "Rueguen más bien ustedes al Señor, 
para que no me suceda nada de lo que acabas de decir".

Este episodio de los Hechos de los Apóstoles finaliza con una respuesta afortunada de Simón. Sin embargo, la tradición cristiana continúa diciendo que Simón, el Mago, nunca dejó sus malos hábitos y de servir a sus propios intereses: a quienes se sentían atraidos por el Evangelio y por su carisma personal, les decía que tenía una conocimiento secreto que podía compartir con ellos. 

Simón, el Mago, tenía una atractiva compañera que lo asistía en sus enseñanzas. Ireneo nos lo cuenta en Adversus Haereses 1,23

La doctrina de Simón, el Mago
según san Ireneo

Simón, el Mago, convertido en falso profeta y hereje, enseñaba a sus seguidores que el espíritu de Cristo (Ungido) estaba en él y que solamente había sido crucificado en apariencia porque, en realidad, no había sufrido durante su tortura y crucifixión. 

Simón reinterpreta y manipula las enseñanzas de los apóstoles, a los que ha conocido, para hacer su religión más atractiva y misteriosa. San Ireneo dice que predicaba la liberación de la ley, de los mandamientos y preceptos, y que, en lugar de predicar la libertad para hacer la voluntad de Dios (como explica san Pablo), Simón predicaba la libertad que "nos hace sentir bien”.

Los ángeles hicieron el mundo, dice Simón, el Mago, e impusieron leyes a los humanos para esclavizarlos. Simon había venido al mundo para liberarlos de la ley; por eso, no tenían que preocuparse más de no pecar, ni de la lista de pecados mortales que les había dado el apóstol Pablo: (Gálatas 5,19-21). 

Ireneo explica de este modo el origen del gnosticismo dentro de la Iglesia, siendo el peor enemigo al que la Iglesia tuvo que enfrentarse. El gnosticismo no se atribuía solamente a Simón, el Mago; había muchas ideas similares y falsos maestros presentándose en las comunidades cristianas.

Las sectas gnosticas con un barniz cristiano se multiplicaron rápidamente. Las doctrinas gnósticas habían tenido su origen en Simón, el Mago, pero sus simpatizantes desarrollaron más doctrinas utilizando a menudo un vocabulario prestado del esoterismo. Por esta razón, es difícil identificar el gnosticismo con un sistema de creencias y con una estructura organizativa determinada. 

El gnosticismo no es “una secta”, ni tampoco se extendió solamente entre las comunidades cristianas sino que estuvo presente en las culturas y sociedades de los primeros siglos como una “moda o modas” que atraían a muchos cristianos. Aunque los gnósticos empleaban todo tipo de creencias según el grupo en el que se introducían (judíos, cristianos, griegos, romanos, etc.), Ireneo expone las ideas presentes en todos estos grupos; así pues, los gnosticos:

• dan más importancia al conocimiento (según su excéntrica manera de enterlo) que a la fe
• enseñan doctrinas secretas y escondidas a los demás mortales
• garantizan la sabiduría y el exito, la vida feliz y eterna

Los gnósticos cristianos enseñaban que:

• las enseñanzas más importantes de Jesucristo no se encuentran en los Evangelios ni en la Iglesia
• las enseñanzas más importantes son secretas y se revelan sólo a una élite de escogidos
• el mundo es malo, una creación de un dios menor
• rechazan el Antiguo Testamento por sus relatos de la creación
• un espíritu rebelde ha creado la materia para atrapar a otros espíritus en ella
• el cuerpo es una cárcel para el alma
• Jesucristo es un espíritu superior que se exilió en un cuerpo humano para salvarnos de la prisión 
  de la carne

La conocimiento gnóstico (de gnosis = conocimiento) de que el alma o el espíritu (superior) vive en un cuerpo humano (inferior), favoreció dos estilos de vida opuestos:

• algunos gnósticos mortifican su cuerpo practicando un ascetismo extremo
• otros creen que si el cuerpo no tiene importancia, pueden hacer con él todo lo que desean

La gran preocupación de san Ireneo es que los gnósticos hacían proselitismo con los cristianos y  muchos no se daban cuenta del peligro de las herejías gnósticas con un barniz cristiano.


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