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lunes, 23 de agosto de 2010

"Les cierran a los demas el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo".














 Mateo 23:13-22

“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo. ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes. ¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: ‘Si alguien jura por el templo, no significa nada; pero si jura por el oro del templo, queda obligado por su juramento.’ ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro? También dicen ustedes: ‘Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento.’ ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Por tanto, el que jura por el altar, jura no sólo por el altar sino por todo lo que está sobre él. El que jura por el templo, jura no sólo por el templo sino por quien habita en él. Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa.”

Este discurso de Jesús contra los maestros de la ley y los fariseos nos debe servir para entender en lo que no debe hacer un lider, guía espiritual o maestro de la ley. Por dos veces, Jesús acusa a los maestros de la ley y fariseos de cerrar a los demás (se supone que a los pecadores) las puertas del cielo y de hacerlos merecedores del infierno. En efecto, los fariseos y maestros de la ley eran quienes tenian el conocimiento legal y la autoridad para juzgar el comportamiento moral de sus conciudadanos.

Nos debe llamar la atención que Jesus, que vive en una sociedad mucho más jerarquizada y clasista que la nuestra, no pertenece a la familia sacerdotal, ni se comporta como un lider religioso tradicional. Jesús es un laico, el hijo de María y José de Nazaret, con una visión espiritual de la vida, del universo, de la familia, del prójimo, del pecador y de los enemigos. La espiritualidad de Jesús no es la espiritualidad de la ley, del libro o del templo, sino la espiritualidad del hijo, del hermano, del peregrino, de la verdad y de la vida.
 
Por eso, Jesus no divide a las personas en dos categorias: sacerdote o laico. En la comunidad de Jesús todos han sido bautizados y han recibido los oleos del sacerdocio (pueblo sacerdotal). Todos están llamados a ser guías de sus hermanos, uniéndolos en una sola familia, cuya presencia muestra la existencia de un Dios generoso y compasivo. Por eso, el episodio de hoy es tan importante para los discípulos de Jesús.

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