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domingo, 22 de agosto de 2010

Domingo 21 Semana del Tiempo Ordinario, Año C


Comentario de Julio González SF

Dios no llama a sus elegidos para hacerlos famosos, fuertes y temidos, sino que los llama al servicio, a la entrega, al sacrificio. El ejemplo mas claro lo encontramos en Jesús, pero también en Moisés, Elias, Jeremías, y tantos otros. Ahora podemos entender por que Jesús nos dice que debemos esforzarnos por entrar por la puerta estrecha. Para algunos creyentes, estas palabras contradicen su propia experiencia de Jesús, por eso dicen: "Hemos comido y bebido contigo... y no nos abres la puerta?"

De nuevo nos encontramos ante el misterio del plan de Dios: Dios llama a todos (primera lectura), pero tan solo algunos escuchan. A estos, la escucha no se les hace fácil. De ahi, que encontremos en la Biblia, patriarcas, profetas, jueces, reyes... que luchan con Dios: es la voluntad de Dios contra la suya. Curiosamente, son los que "luchan" noblemente con Dios los mismos que son vencidos y se ponen del lado de Dios. Todo lo contrario de los hipócritas, que no luchan con Dios pero hacen su propia voluntad, no la de Dios.

La persona que escucha a Dios, deber tener una actitud humilde, de lo contrario se le hará muy difícil aceptar correcciones (segunda lectura). Pero esta humildad no anula a la persona sino que la motiva y anima a crecer y a desarrollar su potencial. Todo crecimiento y desarrollo viene acompañado de una crisis, pero para el que escucha a Dios, la crisis no debilita su fe y confianza en el plan de Dios sino que le fortalece y prepara para cosas mayores.

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