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lunes, 19 de agosto de 2024

Libro de Josué 7,1-26: Derrota y castigo

Libro de Josué
Capítulo 7
La violación del anatema

1 Pero los israelitas cometieron un pecado con lo consagrado. 
   Porque Acán, hijo de Carmí, de Zabdí, de Zéraj, de la tribu de Judá, robó de lo consagrado. 
   Y el Señor se encolerizó contra Israel. 

Derrota ante Ay, castigo del sacrilegio

2 Josué envió gente desde Jericó hacia Ay, al este de Betel, con esta orden: 
   –Vayan a reconocer la región. Fueron, hicieron el reconocimiento 
3 y, al volver, dijeron a Josué: –No hace falta que vaya toda la tropa; 
   bastan unos dos mil o tres mil para conquistar la ciudad. 
   No canses a toda la tropa en este ataque, que ellos son pocos. 
4 Entonces fueron hacia Ay unos tres mil del ejército; pero tuvieron que huir ante los de Ay, 
5 que les hicieron unas treinta y seis bajas y los persiguieron desde las puertas de la ciudad 
   hasta Hassebarim, derrotándolos en la cuesta. El valor del ejército se deshizo en agua.

Oración de Josué
 
6 Josué se rasgó el manto, cayó rostro en tierra ante el arca del Señor, 
   y estuvo así hasta el atardecer, junto con los concejales de Israel, echándose polvo a la cabeza. 
7 Josué oró: –¡Ay Señor mío! ¿Para qué hiciste pasar el Jordán a este pueblo?, 
   ¿para entregarnos después a los amorreos y exterminarnos? 
   ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! 
8 ¡Perdón, Señor! ¿Qué voy a decir después que Israel ha vuelto la espalda ante el enemigo? 
9 Lo oirán los cananeos y toda la gente del país, nos cercarán y borrarán nuestro nombre de la tierra. 
   ¿Y qué harás tú con tu ilustre nombre? 

Respuesta de Yahvé

10 El Señor le respondió: –Anda, levántate. ¿Qué haces ahí, caído rostro en tierra? 
11 Israel ha pecado, han quebrantado el pacto que yo realicé con ellos, 
     han tomado de lo consagrado, han robado, han disimulado escondiéndolo entre su ajuar. 
12 No podrán los israelitas resistir a sus enemigos, les volverán la espalda, 
     porque se han convertido ellos mismos en algo que debe ser consagrado al exterminio. 
     No estaré más con ustedes mientras no eliminen lo que ordené que se destruyera. 
13 Levántate, purifica al pueblo y diles: 
     Purifíquense para mañana, porque así dice el Señor, Dios de Israel: 
     ¡Hay algo que debió ser consagrado al exterminio dentro de ti, Israel! 
     No podrás hacer frente a tus enemigos mientras no lo destruyas y lo eches fuera de ti. 
14 Por la mañana se acercarán por tribus. La tribu que el Señor indique por sorteo se acercará 
     por clanes; el clan que el Señor indique por sorteo se acercará por familias; 
     la familia que el Señor indique por sorteo se acercará por individuos. 
15 El que sea sorprendido con algo consagrado, será quemado con todos sus bienes, 
     por haber quebrantado el pacto del Señor y haber cometido una infamia en Israel.

Descubrimiento y castigo del culpable
 
16 Josué madrugó y mandó a los israelitas acercarse por tribus. La suerte cayó en la tribu de Judá. 
     Se fue acercando la tribu de Judá por clanes, y la suerte cayó en el clan de Zéraj. 
17 Se fue acercando el clan de Zéraj por familias, y la suerte cayó en la familia de Zabdí. 
18 Se fue acercando la familia de Zabdí por individuos, y la suerte cayó en Acán, hijo de Carmí, 
     de Zabdí, de Zéraj, de la tribu de Judá. 
19 Josué dijo a Acán: –Hijo mío, glorifica al Señor, Dios de Israel, haciendo tu confesión. 
     Dime lo que has hecho, no me ocultes nada. 
20 Acán respondió a Josué: 
     –Es verdad, he pecado contra el Señor, Dios de Israel. He hecho esto y esto: 
21 vi entre los despojos un manto babilonio muy bueno, 
     doscientas monedas de plata y una barra de oro de medio kilo; 
     se me fueron los ojos y lo agarré. 
     Mira, está todo escondido en un hoyo en medio de mi tienda, el dinero debajo. 
22 Josué mandó a unos que fueran corriendo a la tienda de Acán: 
     todo estaba allí escondido, el dinero debajo. 
23 Lo sacaron de la tienda, se lo llevaron a Josué y a los israelitas y lo depositaron ante el Señor. 
24 Josué tomó a Acán, hijo de Zéraj –con el dinero, el manto y la barra de oro–, 
     a sus hijos e hijas, sus bueyes, burros y ovejas, y su tienda con todos sus bienes. 
     En compañía de todo Israel los subió al Valle de Acor, 
25 y Josué dijo: –¡El Señor te haga sufrir hoy mismo la desgracia que nos has acarreado! 
    Todos los israelitas apedrearon a Acán. Luego los quemaron y los cubrieron de piedras. 
26 Después levantaron encima de él un montón de piedras, que todavía hoy se conserva. 
     Y el Señor aplacó el incendio de su ira. Por eso aquel sitio se llama hasta hoy Valle de Acor. 


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