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sábado, 18 de enero de 2014

Del origen y significado de la palabra "ojalá", por Luis Antequera


“Ojalá” es una de los muchos arabismos que impregnan el español, producto de una convivencia que no fue buena, como muchos quieren hacernos creer ahora, pero que está indisolublemente adherida a nuestra historia y de la que, a pesar de su inestabilidad, sería un suicidio antropológico renegar, porque de ella resultaron muchos logros para la historia del género humano y desde luego para la modelación y forja del carácter español tal como lo conocemos y tal como nos identifica ante el mundo.

Un cuerpo lingüístico, el de los arabismos, que podrían ascender hasta cuatro mil en su conjunto. Entre ellos, es “ojalá” uno de los más evidentes en cuanto uno de los que ha conservado mejor su “aspecto” árabe, pues a nadie se le escapa que “ojalá” es una palabra que no corresponde a ningún modelo morfológico español: una sonoridad muy árabe, un agudo en “á”…

El Diccionario de la Real Academia nos ofrece esta definición del término:

“Ojalá. (Del árabe hispano “law šá lláh”, si Dios quiere).
1. interj. Denota vivo deseo de que suceda algo.”

Proviene, pues, “ojalá” del del árabe “law sha’a Allah”, traducible como “quiera Dios” o “si Dios quisiera”, y no, como acostumbran a decirse, de “in sha’a Allah”, que significa, pequeña diferencia de matiz, “si Dios quiere”.

Del interesante blog http://etimologias.dechile.net/ extraigo esta información:

“La fórmula se pronunciaba en el dialecto árabe andalusí “lawsha’allâh”, luego “ioshalâ”, y el castellano antiguo la tomó con aféresis de la ele inicial, “oxalâ”, que dio lugar al español “ojalá”

Según explica el prestigioso arabista español Federico Corriente [Doctor en Filología Semítica por la Universidad Complutense de Madrid], hay en árabe una frase piadosa (“la’awhasa llahu”) que suelen usar los árabes de religión islámica y vendría a significar “haga Dios que no se sienta nostalgia [de tal cosa]”, o sea, más o menos, “no [nos] aflija Dios sin [tal cosa deseada]” lo que equivale a decir “permita Dios que [suceda tal cosa]”. Esta frase, usual en el árabe de Oriente y Occidente, en el árabe andalusí habría sufrido una adaptación lo cal que de “la’awhasa llahu” por medio de una contracción “l(a’)aw(ha)sa llahu” habría hecho “lawsa’a llahu”, que es la que significa “si Dios quiere”, y habría dado lugar al español antiguo “oxalá”, moderno ojalá y portugués “oxalá””.

El significado se corresponde con el existente en otros idiomas: en inglés marida bien con el término “hopefully”, en francés con la expresión “Dieu veille que” o “pourvue que”; en italiano con “magari”.

Especialmente interesante es la relación que mantiene, en este caso, con esa lengua tan hermana que es el portugués, donde como bien se señala arriba, “ojalá” se dice “oxalá”, -no en balde, la Reconquista es uno de los muchos procesos históricos que compartimos con “os nossos amaveis irmãos portuguêses”.

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