Páginas

lunes, 19 de agosto de 2024

Libro de Josué 6,1-27: La conquista de Jericó

Libro de Josué 
Capítulo 6
La toma de Jericó
Nm 10,1-10; Ap 8

1 Jericó estaba cerrada a cal y canto ante los israelitas. Nadie salía ni entraba. 
2 El Señor dijo a Josué: –Mira, entrego en tu poder a Jericó y su rey. 
3 Todos los soldados den una vuelta diaria alrededor de la ciudad durante seis días. 
4 Siete sacerdotes llevarán siete trompetas delante del arca; 
   al séptimo día darán siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las trompetas, 
5 a la señal dada con el cuerno, cuando oigan el sonido de las trompetas, 
   todo el ejército lanzará el grito de guerra; entonces se desplomarán las murallas de la ciudad, 
   y cada uno la asaltará desde su puesto. 
6 Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les mandó: 
   –Lleven el arca de la alianza, y que siete sacerdotes lleven siete trompetas 
   delante del arca del Señor. 
7 Y luego dijo a la tropa:
    –Marchen a rodear la ciudad; los que lleven armas pasen delante del arca del Señor. 
8 Después que Josué dio estas órdenes a la tropa, siete sacerdotes, llevando siete trompetas, 
   se pusieron delante del Señor y empezaron a tocar. El arca del Señor los seguía; 
9 los soldados armados marchaban delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas; 
    el resto del ejército marchaba detrás del arca. Las trompetas acompañaban la marcha. 
10 Josué había dado esta orden a la tropa: 
     –No lancen ningún grito de guerra, ni dejen oír su voz, no se les escape una palabra 
     hasta el momento en que yo les mande gritar; entonces gritarán. 
11 Dieron una vuelta a la ciudad con el arca del Señor 
     y se volvieron al campamento para pasar la noche. 
12 Josué se levantó de madrugada, y los sacerdotes tomaron el arca del Señor. 
13 Siete sacerdotes, llevando siete trompetas delante del arca del Señor, 
     acompañaban la marcha de los soldados con las trompetas. 
     Y la retaguardia marchaba tras el arca al son de las trompetas. 
14 Aquel segundo día dieron una vuelta a la ciudad y se volvieron al campamento. 
     Así hicieron seis días. 
15 El día séptimo, al despuntar el sol, madrugaron y dieron siete vueltas a la ciudad, 
     conforme al mismo ceremonial. 
     La única diferencia fue que el día séptimo dieron siete vueltas a la ciudad. 
16 A la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron las trompetas y Josué ordenó a la tropa:
      –¡Griten, que el Señor les entrega la ciudad! 

Jericó consagrada al anatema

17 Esta ciudad, con todo lo que hay en ella, se consagra al exterminio en honor del Señor. 
     Sólo han de quedar con vida la prostituta Rajab y todos los que estén con ella en su casa, 
     porque escondió a nuestros emisarios. 
18 En cuanto a ustedes, tengan cuidado, no se les vayan los ojos 
     y recojan algo de lo consagrado al exterminio; 
     porque pondrán bajo maldición el campamento de Israel y le acarrearán la desgracia. 
19 Toda la plata y el oro y el ajuar de bronce y hierro se consagran al Señor: irán a parar a su tesoro. 
20 Sonaron las trompetas. Al oír el toque, lanzaron todos el grito de guerra. 
     Las murallas se desplomaron y el ejército dio el asalto a la ciudad, cada uno desde su puesto, 
     y la conquistaron. 
21 Consagraron al exterminio todo lo que había dentro: 
     hombres y mujeres, muchachos y ancianos, vacas, ovejas y burros, todo lo pasaron a cuchillo. 

La casa de Rajab preservada

22 Josué había encargado a los dos espías: 
     –Vayan a la casa de la prostituta y sáquenla de allí con todo lo que tenga, tal como le juraron. 
23 Los espías fueron y sacaron a Rajab, a su padre, madre y hermanos y todo lo que tenía, 
     y a todos los parientes, y los dejaron fuera del campamento israelita. 
24 Incendiaron la ciudad y cuanto había en ella. 
     Sólo la plata, el oro y el ajuar de bronce y hierro lo destinaron al tesoro del Templo del Señor. 
25 Josué perdonó la vida a Rajab, la prostituta, a su familia y a todo lo suyo. 
     Rajab vivió en medio de Israel hasta hoy, por haber escondido a los emisarios que envió Josué 
     a explorar Jericó. 

Maldición a quien reconstruya Jericó

26 En aquella ocasión juró Josué: –¡Maldito de Dios el que reedifique esta ciudad! 
     Pondrá los cimientos sobre su primogénito y colocará las puertas sobre su hijo menor. 
27 El Señor estuvo con Josué, y su fama se divulgó por toda la región. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario