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sábado, 29 de octubre de 2022

Sobre el Principio de Autoridad

El principio de autoridad es el que utiliza las palabras, hechos, o recomendaciones de una persona que tiene buena reputación en un determinado asunto para incitarnos a tomar una decisión, incluso en contra de nuestros intereses personales.

Principio de autoridad es el procedimiento, expresado con la locución latina “magister dixit”, por el que una proposición se acepta por el solo hecho de estar afirmada en un texto considerado como cierto y no sujeto a debate. 

Esto ocurría con la escolástica medieval, que consideraba fuente de conocimiento de autoridad incuestionable no sólo a las Sagradas Escrituras (cuya consideración de "reveladas por Dios" hacía inconcebible toda posible crítica), sino también a los textos supervivientes de la Antigüedad clásica (sobre todo Aristóteles, Claudio Ptolomeo, Hipócrates, Galeno, etc.) que habían adquirido tal prestigio que se consideraban fuera de toda posible crítica. 

La utilización de este tipo de argumentos entra en crisis con la revolución científica de los siglos XVI y XVII, entre la que se incluye el denominado debate de los antiguos y los modernos; aunque no fue hasta la Ilustración del siglo XVIII cuando el método científico moderno puede considerarse como de uso general. 

"Sapere Aude"

“Sapere aude” es una locución latina que significa: “atrévete a saber, atrévete a pensar, ten el valor de utilizar tu propia razón”.

Su divulgación se debe al filósofo Immanuel Kant en su ensayo Respuesta a la pregunta: ¿Qué es Ilustración?, aunque su uso original se da en la Epístola II de Horacio del Epistularum liber primus:
Dimidium facti, qui coepit, habet: sapere aude, / incipe ("Quien ha comenzado, ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza").

La frase fue acuñada por Horacio en el siglo I a. C. y se encuentra en una epístola a su amigo Lolius. Tiene muchas traducciones, pero en el contexto de la carta (en la cual trata sobre los múltiples procedimientos que Ulises usó en su regreso de Troya para superar las pruebas a las que se enfrentó) se puede entender como «tener el valor de usar tu habilidad para pensar».

Desde entonces se utiliza muy frecuentemente como tópico literario y también como lema de varias universidades

No obstante, la resistencia a cualquier nueva idea científica no desapareció, como probaron los debates en torno al darwinismo. Tal resistencia es objeto central de los estudios de Karl Popper y Thomas Kuhn (conceptos de revolución científica y cambio de paradigma).


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