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martes, 6 de septiembre de 2022

Doctrinas gnósticas: la soteriología o salvación gnóstica



La salvación gnóstica no consiste solamente en la redención individual de cada alma humana sino que es un proceso cósmico. El retorno de todas las cosas a lo que fueron antes de que el pecado causara la existencia de la materia y la prisión de una parte de la luz divina dentro el mal. La liberación de las chispas de luz es el proceso de salvación.

En el valentinianismo el mundo material ha nacido de Sophía a consecuencia de su pecado. Nous y Aletheia, dos eones, producen por orden del Padre dos nuevos eones, Cristo y Espíritu Santo, que restauran el orden en el pleroma. Todos los eones producen un nuevo eón, Jesús Logos, Salvador o Cristo que ofrecen al Padre. 

Cristo, el hijo de Nous y de Aletheia, tiene misericordia de la sustancia abortiva nacida de Sophía, quien intenta de nuevo elevarse hasta el Padre, aunque en vano. Entonces el eón Jesús-Soter es enviado como segundo salvador. Se une al hombre Jesús, hijo de María, en su bautismo y se convierte en el Salvador de los hombres. El hombre es una criatura del demiurgo, un compuesto de alma, cuerpo y espíritu. Su salvación consiste en el regreso de su pneuma o espíritu al pleroma.

En el marcionismo, la salvación consiste en la posesión del conocimiento del Buen Dios y en el rechazo del Demiurgo. El Buen Dios se revela a si mismo en Jesús y aparece como hombre en Judea. La salvación consiste en conocerlo y liberarse del yugo del Creador del Mundo o Dios del Antiguo Testamento.

El salvador gnóstico, por tanto, es diferente del salvador cristiano. El salvador gnóstico no salva. El gnosticismo carece de la idea de expiación. No hay pecado que expiar, excepto que la ignorancia sea el pecado. El Salvador no beneficia a la raza humana; ni afecta a ninguna alma humana por el poder de la gracia, ni la lleva hacia dios. El Salvador es un maestro que trae al mundo la verdad, la única que puede salvar. De la misma forma que una llama prende fuego a la nafta, así la luz incendia a las almas predispuestas a salvarse.

El salvador gnóstico no tiene naturaleza humana, es un eón; tan solo tiene apariencia de hombre, como los tres ángeles que visitaron a Abraham. Al Eón Salvador (Soter) se le relaciona con Sophía: en algunos sistemas es su hermano, en otros su hijo, en otros su marido. A veces se le identifica con Cristo, a veces con Jesús; a veces Cristo y Jesús son el mismo eón; a veces se identifica a Crito con el Espíritu Santo.

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