Señor, Dios nuestro,
que santificaste los comienzos de la Iglesia romana
con la sangre abundante de los mártires,
concédenos que su valentía en el combate
nos infunda el espíritu de fortaleza
y la santa alegría de la victoria.
Por nuestro Señor Jesucristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario