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domingo, 18 de febrero de 2018

Romanos 11,16-24: El Pueblo de Dios y los paganos

Romanos 11,16-24

11:16 Si las primicias son santas, también lo es toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas.
11:17 Si algunas de las ramas fueron cortadas, y tú, que eres un olivo silvestre, fuiste injertado en lugar de ellas, haciéndote partícipe de la raíz y de la savia del olivo,
11:18 no te enorgullezcas frente a las ramas. Y si lo haces, recuerda que no eres tú quien mantiene a la raíz, sino la raíz a ti.
11:19 Me dirás: Estas ramas han sido cortadas para que yo fuera injertado.
11:20 De acuerdo, pero ellas fueron cortadas por su falta de fe; tú, en cambio, estás firme gracias a la fe. No te enorgullezcas por eso; más bien, teme.
11:21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco te perdonará a ti.
11:22 Considera tanto la bondad cuanto la severidad de Dios: él es severo para con los que cayeron y es bueno contigo, siempre y cuando seas fiel a su bondad; de lo contrario, también tú serás arrancado.
11:23 Y si ellos no persisten en su incredulidad, también serán injertados, porque Dios es suficientemente poderoso para injertarlos de nuevo.
11:24 En efecto, si tú fuiste cortado de un olivo silvestre, al que pertenecías naturalmente, y fuiste injertado contra tu condición natural en el olivo bueno, ¡cuánto más ellos podrán ser injertados en su propio olivo, al que pertenecen por naturaleza!

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