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jueves, 3 de agosto de 2017

1 Reyes 4,20–5,8: La magnificencia de Salomón

1 Reyes 4,20–5,8  

4:20 Judá e Israel eran tan numerosos como la arena que está a la orilla del mar; todos comían, bebían y vivían felices.
5:1 Salomón dominaba sobre todos los reinos, desde el río hasta el país de los filisteos y hasta la frontera de Egipto. Ellos pagaban un tributo y estuvieron sometidos a Salomón durante toda su vida.
5:2 Los víveres que Salomón recibía cada día eran estos: treinta barriles de harina de la mejor calidad y sesenta de harina común;
5:3 diez bueyes cebados, veinte bueyes de pastoreo y cien reses de ganado menor, sin contar los ciervos, las gacelas, los antílopes y las aves de corral.
5:4 Él dominaba sobre toda la región comprendida entre el Éufrates y el Mar, desde Tifsá hasta Gaza, sobre todos los reyes que estaban más acá del Éufrates, y gozó de paz en todas sus fronteras.
5:5 Judá e Israel vivieron seguros, cada uno bajo su parra y bajo su higuera, desde Dan hasta Berseba, durante todos los días de Salomón.
5:6 Salomón tenía cuatro mil establos para los caballos de sus carros, y doce mil caballos de montar.
5:7 Los prefectos, cada uno en el mes que le correspondía, abastecían al rey Salomón y a todos aquellos que eran recibidos en su mesa, sin dejar faltar nada.
5:8 En cuanto a la cebada y al forraje para los caballos y los animales de tiro, lo llevaban al lugar donde se encontraba el rey, cada uno según la consigna recibida.

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