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sábado, 22 de julio de 2017

Romanos 2,1-11: Juicio y tolerancia

Romanos 2,1-11    

2:1 Por eso, tú que pretendes ser juez de los demás —no importa quién seas— no tienes excusa, porque al juzgar a otros, te condenas a ti mismo, ya que haces lo mismo que condenas.
2:2 Sabemos que Dios juzga de acuerdo con la verdad a los que se comportan así.
2:3 Tú que juzgas a los que hacen esas cosas e incurres en lo mismo, ¿acaso piensas librarte del Juicio de Dios?
2:4 ¿O desprecias la riqueza de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, sin reconocer que esa bondad te debe llevar a la conversión?
2:5 Por tu obstinación en no querer arrepentirte, vas acumulando ira para el día de la ira, cuando se manifiesten los justos juicios de Dios,
2:6 que retribuirá a cada uno según sus obras.
2:7 Él dará la Vida eterna a los que por su constancia en la práctica del bien, buscan la gloria, el honor y la inmortalidad.
2:8 En cambio, castigará con la ira y la violencia a los rebeldes, a los que no se someten a la verdad y se dejan arrastrar por la injusticia.
2:9 Es decir, habrá tribulación y angustia para todos los que hacen el mal: para los judíos, en primer lugar, y también para los que no lo son.
2:10 Y habrá gloria, honor y paz para todos los que obran el bien: para los judíos, en primer lugar, y también para los que no lo son,
2:11 porque Dios no hace acepción de personas.

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