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jueves, 9 de febrero de 2017

10 de febrero: De Santa Escolástica, la desconocida melliza de san Benito de Nursia, por Luis Antequera


Pocos son los que saben que san Benito de Nursia, fundador del monasticismo y santo patrono de Europa, nació gemelo y en el parto le acompañó una niñita, por nombre Escolástica, con la que no sólo compartió nacimiento, sino también vida, muerte y santidad.

Cuando Escolástica nace, el Imperio Romano de Occidente acaba de desaparecer con la ejecución del último emperador, Rómulo Augústulo, por el bárbaro Odoacro en el año 476. El caos se apodera de Europa y apenas queda una referencia a la que dirigir la vista, más o menos lejana según el lugar, en el papado romano, lo que no libra a la Ciudad Eterna de sufrir el general saqueo y destrucción que asola el continente. Una situación que mal que bien vendrá a perdurar hasta que el ostrogodo Teodorico, admirador de la cultura romana, se proclama rey de Italia en 494, gobernando el país desde Ravena.

En este ambiente y en el seno de una familia patricia nace en la ciudad italiana de Nursia, en Umbría, en el año 480 d. C., Escolástica, fruto de un parto doble en el que la acompaña a Benito de Nursia, fundador del movimiento monástico en occidente, evangelizador y santo patrono de Europa.

Las fuentes sobre la vida de Santa Escolástica son muy escasas, apenas dos capítulos, el 33 y el 34, en el libro segundo de los “Diálogos” escritos por el papa san Gregorio Magno (h.540-604), texto sobre el que luego se añadirá mucha nota apologética y hagiográfica.

Escolástica se queda con sus padres mientras su hermano es enviado a estudiar a Roma, dedicando ya desde temprana edad su vida a Dios, y fundando después, al pie del monte Cassino, en Piumarola, un convento de monjas al modo y manera de los fundados para hombres por su hermano.

Afirma san Gregorio que Benito y Escolástica se visitaban un único día una vez al año, ocasión que  dedicaban a la oración y a la meditación. La última vez que lo hicieron, en el año 547, Escolástica pide a su hermano que no se vaya y pase con ella la noche en oración. Como Benito se niega, Escolástica reza a Dios y se produce una tormenta tal que Benito no tiene más remedio que quedarse. Vuelto por la mañana cada uno a su convento, apenas tres días después sobreviene la muerte de Escolástica. Mientras eso ocurre, desde su celda, Benito ve partir una paloma. Curiosamente el hermano con el que compartió natal cuna, casi la acompaña también en el mortuorio lecho, pues Benito apenas sobrevivirá a su melliza cuarenta días, y el 21 de marzo del mismo año, rinde también él la vida.

Es Escolástica patrona de las monjas y de ciudades como Le Mans en Francia o Alcolea de Calatrava en España. Nada tiene de particular que se la invoque ante las tormentas y otros fenómenos meteorológicos.

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