Desde el domingo V de Cuaresma, los crucifijos y cruces de las iglesias se cubren hasta el momento en el que el diácono o el sacerdote, durante la celebración del Viernes Santo, proclama tres veces, mientras descubre la Cruz: “Ecce lignvm crvcis in qvo salvs mvndi pependit: He aquí el leño de la Cruz, en la que colgó la Salvación del mundo". Antes era preceptivo, ahora es potestativo.
El Crucifijo se cubre con tela morada para indicar que la divinidad de Jesús se mantuvo oculta durante su sagrada Pasión y muerte. La ceremonia de descubrir el crucifijo durante el Viernes Santo no tendría sentido si la cruz no hubiera estado velada previamente.
Además de las cruces y crucifijos, el resto de las imágenes también se cubren, pues no sería propio que permanecieran descubiertas estando tapado el crucifijo. Las imágenes siguen veladas hasta el comienzo de la Vigilia Pascual.
La Iglesia misma permanece "en la oscuridad" hasta la Resurrección. Las imágenes de los santos son símbolos de la Iglesia triunfante, y aunque la Cruz se muestre el Viernes Santo, el misterio de por qué la Cruz es gloriosa no se revela hasta la gloria de la Resurrección.
Los sacerdotes deberían recordar esta antigua costumbre (obligatoria antes de la reforma litúrgica de SS. Pablo VI) y los fieles deberían animarles a mantenerla.
— Paschale Solemnitatis (1998)
En 1998, la Sagrada Congregación para el Culto Divino, emitió Paschale Solemnitatis, que regula las celebraciones de Pascua. Según este documento "es apropiado que todas las cruces en el templo sean cubiertas con un velo rojo o morado, a menos que ya hayan sido veladas el sábado antes del Quinto Domingo".
Esto deja libertad a cada parroquia o comunidad de velar los crucifijos, y otras imágenes, independientemente de que se celebre en ellas el Vetus o Novus Ordo. El documento recomienda esta tradición.
Aunque el velado de crucifijos es, como hemos visto, opcional, no tiene sentido litúrgico la ceremonia de develación del crucifijo el Viernes Santo, si previamente el crucifijo no ha estado tapado.
— Liturgia tridentina
En la liturgia tridentina, y hasta el Concilio Vaticano II, durante la Cuaresma se cubría todo lo que en el templo representaba a la Iglesia triunfante, o del cielo: retablos, imágenes, etc, para representar la gloria en la noche de pascua. Incluso la noche de Pascua, la Vigilia Pascual, se comienza con todo apagado, para que vayamos descubriendo la Luz de Cristo Resucitado poco a poco. Con el Gloria se terminan de encender todas las luces.
Este signo de la tradición de la Iglesia Católica nos recuerda que la atención de la comunidad en esta semana esta centrada en los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Estaría fuera de lugar en estos días hacer un novenario a “San Judas Tadeo”, o hacer un acto de piedad a una de las advocaciones a la Virgen María, salvo nuestra Señora de los Dolores por ser propia de este tiempo, como el Pésame a Nuestra Madre, o a la imagen de la Dolorosa en la Procesión del silencio o en el Via Crucis.
En resumen, se cubren las imágenes para concentrarnos en el misterio de la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y no nos desvíen otras devociones ajenas al misterio que celebramos. Las imágenes que pueden quedar descubiertas son las que tengan que ver con el misterio que celebramos: Cruz, Nazareno, Santo Entierro, Virgen dolorosa, ...
Fuentes:
catholicvs.blogspot.com
liturgia.mforos.com
virgenperegrina.org
accionliturgica.blogspot.com
El Crucifijo se cubre con tela morada para indicar que la divinidad de Jesús se mantuvo oculta durante su sagrada Pasión y muerte. La ceremonia de descubrir el crucifijo durante el Viernes Santo no tendría sentido si la cruz no hubiera estado velada previamente.
Además de las cruces y crucifijos, el resto de las imágenes también se cubren, pues no sería propio que permanecieran descubiertas estando tapado el crucifijo. Las imágenes siguen veladas hasta el comienzo de la Vigilia Pascual.
La Iglesia misma permanece "en la oscuridad" hasta la Resurrección. Las imágenes de los santos son símbolos de la Iglesia triunfante, y aunque la Cruz se muestre el Viernes Santo, el misterio de por qué la Cruz es gloriosa no se revela hasta la gloria de la Resurrección.
Los sacerdotes deberían recordar esta antigua costumbre (obligatoria antes de la reforma litúrgica de SS. Pablo VI) y los fieles deberían animarles a mantenerla.
— Paschale Solemnitatis (1998)
En 1998, la Sagrada Congregación para el Culto Divino, emitió Paschale Solemnitatis, que regula las celebraciones de Pascua. Según este documento "es apropiado que todas las cruces en el templo sean cubiertas con un velo rojo o morado, a menos que ya hayan sido veladas el sábado antes del Quinto Domingo".
Esto deja libertad a cada parroquia o comunidad de velar los crucifijos, y otras imágenes, independientemente de que se celebre en ellas el Vetus o Novus Ordo. El documento recomienda esta tradición.
Aunque el velado de crucifijos es, como hemos visto, opcional, no tiene sentido litúrgico la ceremonia de develación del crucifijo el Viernes Santo, si previamente el crucifijo no ha estado tapado.
— Liturgia tridentina
En la liturgia tridentina, y hasta el Concilio Vaticano II, durante la Cuaresma se cubría todo lo que en el templo representaba a la Iglesia triunfante, o del cielo: retablos, imágenes, etc, para representar la gloria en la noche de pascua. Incluso la noche de Pascua, la Vigilia Pascual, se comienza con todo apagado, para que vayamos descubriendo la Luz de Cristo Resucitado poco a poco. Con el Gloria se terminan de encender todas las luces.
Este signo de la tradición de la Iglesia Católica nos recuerda que la atención de la comunidad en esta semana esta centrada en los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Estaría fuera de lugar en estos días hacer un novenario a “San Judas Tadeo”, o hacer un acto de piedad a una de las advocaciones a la Virgen María, salvo nuestra Señora de los Dolores por ser propia de este tiempo, como el Pésame a Nuestra Madre, o a la imagen de la Dolorosa en la Procesión del silencio o en el Via Crucis.
En resumen, se cubren las imágenes para concentrarnos en el misterio de la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y no nos desvíen otras devociones ajenas al misterio que celebramos. Las imágenes que pueden quedar descubiertas son las que tengan que ver con el misterio que celebramos: Cruz, Nazareno, Santo Entierro, Virgen dolorosa, ...
Fuentes:
catholicvs.blogspot.com
liturgia.mforos.com
virgenperegrina.org
accionliturgica.blogspot.com
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