Una persona puede comprar su salida del infierno con indulgencias:
Este es un error habitual. Las indulgencias sólo indultan penas temporales. No pueden indultar la pena eterna del infierno. Una vez que alguien está en el infierno ninguna indulgencia cambiará jamás ese hecho. La única manera de evitar el infierno es apelando a la misericordia eterna de Dios mientras todavía estamos en vida. Luego de la muerte, el destino eterno queda fijado: Hebreos 9,27.
Una persona puede "comprar el perdón" con indulgencias:
Las indulgencias no perdonan pecados, sólo conciernen a las penas que permanecen luego de que los pecados han sido perdonados. La definición de indulgencias presupone que el perdón ya ha tenido lugar: "Una indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa" (Indulgentarium doctrina, n. 1).
Si la Iglesia tiene los recursos y el poder para borrar todas las penas temporales de todas las personas, ¿por qué no lo hace?
La Biblia nos muestra que Dios mismo instituyó las penas temporales. Estas penas temporales llevan a cabo funciones válidas, una de ellas disciplinaria, al igual que hacen los padres con los hijos. La Iglesia no puede borrar todas las penas temporales porque su remisión depende de las disposiciones de las personas que sufren esas penas temporales. Así como el arrepentimiento y la fe se requieren para la remisión de las penas eternas, también son necesarios para la remisión de las penas temporales
Una persona puede comprar indulgencias
El Concilio de Trento instituyó severas reformas en la práctica de conceder indulgencias y, a causa de anteriores abusos, en 1567 el Papa Pio V canceló todas las concesiones de indulgencias que tuvieran que ver con estipendios u otras transacciones financieras.
Las indulgencias se desarrollaron a partir de una reflexión profunda sobre el sacramento de la reconciliación. Son una manera de acortar la penitencia de la disciplina sacramental y estaban en uso siglos antes de que aparecieran problemas relaciones con el dinero y con Lutero.
Una indulgencia acortará el tiempo en el purgatorio en un número fijo de días
Se desconoce lo duradero que puede ser el purgatorio para cada persona. Hasta el Concilio Vaticano II se decía que la indulgencia indultaba un cierto número de "días". Pero el uso del término "días" confundía a la gente, dándoles la impresión errónea de que en el purgatorio sigue existiendo el tiempo y de que podemos calcular nuestro "tiempo de descuento".
El número de días asociado con las indulgencias nunca significó que esa cantidad de "tiempo" fuera descontada del tiempo que le correspondía a alguien en el purgatorio. Significaba que se concedería un tiempo de indulto parcial, proporcionado a los días que cristianos piadosos dedicaban a obras caritativas para la salvación de las almas.
Para solucionar esta confusión, Pablo VI emitió una revisión del Enchiridion o manual de indulgencias. Hoy ya no se asocian cantidades de días con las indulgencias. Sólo Dios sabe exactamente lo eficaz que es una indulgencia parcial o si se ha recibido de hecho una indulgencia plenaria.
Una persona puede comprar indulgencias para que se le perdonen pecados futuros
La Iglesia siempre ha enseñado que las indulgencias no se aplican a pecados aún cometidos. Una indulgencia no es un permiso para pecar, ni un perdón del pecado, ni un perdón del pecado futuro. Su beneficio recae únicamente sobre faltas realizadas con anterioridad.
Este es un error habitual. Las indulgencias sólo indultan penas temporales. No pueden indultar la pena eterna del infierno. Una vez que alguien está en el infierno ninguna indulgencia cambiará jamás ese hecho. La única manera de evitar el infierno es apelando a la misericordia eterna de Dios mientras todavía estamos en vida. Luego de la muerte, el destino eterno queda fijado: Hebreos 9,27.
Una persona puede "comprar el perdón" con indulgencias:
Las indulgencias no perdonan pecados, sólo conciernen a las penas que permanecen luego de que los pecados han sido perdonados. La definición de indulgencias presupone que el perdón ya ha tenido lugar: "Una indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa" (Indulgentarium doctrina, n. 1).
Si la Iglesia tiene los recursos y el poder para borrar todas las penas temporales de todas las personas, ¿por qué no lo hace?
La Biblia nos muestra que Dios mismo instituyó las penas temporales. Estas penas temporales llevan a cabo funciones válidas, una de ellas disciplinaria, al igual que hacen los padres con los hijos. La Iglesia no puede borrar todas las penas temporales porque su remisión depende de las disposiciones de las personas que sufren esas penas temporales. Así como el arrepentimiento y la fe se requieren para la remisión de las penas eternas, también son necesarios para la remisión de las penas temporales
Una persona puede comprar indulgencias
El Concilio de Trento instituyó severas reformas en la práctica de conceder indulgencias y, a causa de anteriores abusos, en 1567 el Papa Pio V canceló todas las concesiones de indulgencias que tuvieran que ver con estipendios u otras transacciones financieras.
Las indulgencias se desarrollaron a partir de una reflexión profunda sobre el sacramento de la reconciliación. Son una manera de acortar la penitencia de la disciplina sacramental y estaban en uso siglos antes de que aparecieran problemas relaciones con el dinero y con Lutero.
Una indulgencia acortará el tiempo en el purgatorio en un número fijo de días
Se desconoce lo duradero que puede ser el purgatorio para cada persona. Hasta el Concilio Vaticano II se decía que la indulgencia indultaba un cierto número de "días". Pero el uso del término "días" confundía a la gente, dándoles la impresión errónea de que en el purgatorio sigue existiendo el tiempo y de que podemos calcular nuestro "tiempo de descuento".
El número de días asociado con las indulgencias nunca significó que esa cantidad de "tiempo" fuera descontada del tiempo que le correspondía a alguien en el purgatorio. Significaba que se concedería un tiempo de indulto parcial, proporcionado a los días que cristianos piadosos dedicaban a obras caritativas para la salvación de las almas.
Para solucionar esta confusión, Pablo VI emitió una revisión del Enchiridion o manual de indulgencias. Hoy ya no se asocian cantidades de días con las indulgencias. Sólo Dios sabe exactamente lo eficaz que es una indulgencia parcial o si se ha recibido de hecho una indulgencia plenaria.
Una persona puede comprar indulgencias para que se le perdonen pecados futuros
La Iglesia siempre ha enseñado que las indulgencias no se aplican a pecados aún cometidos. Una indulgencia no es un permiso para pecar, ni un perdón del pecado, ni un perdón del pecado futuro. Su beneficio recae únicamente sobre faltas realizadas con anterioridad.
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