Páginas

martes, 20 de octubre de 2015

XIV Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos: “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”, intervención del P. Jesús Díaz, SF





. En sintonía con el carisma de mi familia religiosa “parto de Nazaret”, como ha indicado el Santo Padre en la Vigilia del día 3. Estudiando las referencias a la Sagrada Familia  en el Instrumentum Laboris (nn. 41, 47 y 58),  en cuya Conclusión se recuerda que en el camino del pueblo de Dios “bajo la acción del Espíritu Santo, atendiendo al modelo de la Sagrada Familia” se han de encontrar “vías de verdad y misericordia para todos” (IL, 147) pues  “La Sagrada Familia nos compromete a redescubrir la misión y la vocación de la familia” (Papa Francisco, Audiencia general de 17.12.2014), les comparto:

. Los evangelios nos muestran que la familia de Jesús es hogar y escuela de vida y se muestra abierta,  más allá de los lazos sanguíneos y del valor de la propia identidad, a la fraternidad y familia universal que es el Reino predicado por Jesús (cfr. Mc 6, 2-3). Su “originalidad” es capaz de responder a la vida que presenta situaciones diversas, experiencias e itinerarios diferentes tanto a nivel de acompañamiento pastoral como formativo.

. En la Sagrada Familia se vive y enseña la experiencia primaria y universal de la filiación. Todos somos hijos y, en la confianza en Dios, Padre providente, hacemos experiencia de estar unidos al otro y de practicar la fraternidad  y la misericordia. Jesús, “el hijo del carpintero” (cfr. Mt 13, 54) dejó Nazaret, la familia;  bautizado en el Jordán, escuchó: "Tú eres mi Hijo amado" (cfr. Mc 1, 11) y, sin renunciar a sus orígenes,  comenzó  una nueva familia de la que forman parte “quienes escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (cfr. Lc 8, 21).

. Desde la propia experiencia de filiación Jesús insiste en el valor supremo de los niños. Ellos son el principio, el centro de la comunidad (cfr. Mc 9, 42; 10, 13-16); los abraza; los bendice; les impone las manos; los acoge y cura a los padres para que los niños vivan. Su  acogida es “acogerle a Él y al Padre” (cfr. Mc 9, 37). Aceptarlos compete no solo a los padres sino a la comunidad cristiana y, por ello,  han de ser tenidos en cuenta en decisiones en las que se juega su salvación y su educación.

. La Sagrada Familia muestra el valor de la alianza de amor y de fidelidad asumiendo todas las vicisitudes de la relación, el diálogo y la vida de las personas. Y bien se puede afirmar que, desde la genealogía familiar (cfr. Mt 1, 2-6), Jesús asume el destino de tantos  hijos que nacen en situaciones que hoy llamaríamos "irregulares"... de este modo pudo comprender mejor la situación de otros hombres y mujeres semejantes para mostrarles el camino de la salvación.

. La Sagrada Familia no es un ideal abstracto; su santidad fue forjada con una serie de “Sí” a la voluntad del Padre a través de la Gracia y en medio de las  alegrías y de las luchas reales, por eso su ejemplo es atemporal y con aplicaciones para la vida concreta  que ayudan a crecer en santidad. Ellos pasaron los mismos sufrimientos que nosotros; experiencias duras como el exilio en Egipto que nos actualiza el drama de los refugiados y, en su vuelta a la vida oculta de Nazaret, reafirmaron la voluntad de vivir la fidelidad en la vida ordinaria,  la atención a los pobres y el valor del trabajo para la realización y dignidad de la persona.

. La Sagrada Familia no es solo una invocación devocional.  El Hijo de Dios “se encarna en Nazaret”, auténtica periferia social, religiosa y cultural (cfr. Jn 1, 46). Junto a María y José,  Jesús aprende, con sus treinta años en el hogar,  la fidelidad en el amor y en la misión y,  a  mirar al corazón con verdad y misericordia.  Y esta es su gran revelación, recordada también por el Santo Padre: La Buena Noticia de la Redención no es externa  a la familia: en ella se encuentra la fuente de la salvación desde el principio de la creación.

. Qué hermoso que en todos los hogares y  también, perdonen mi atrevimiento,  en la Basílica de San Pedro o, quizás, en la plaza, pudiéramos encontrar un icono de la Sagrada Familia ante el  que toda la familia pueda reunirse en oración para contemplar y vivir  según sus ejemplos en comunión de vida, oración, y trabajo.

Gracias.
P. Jesús Díaz Alonso, SF
Congregación de “Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José”

No hay comentarios:

Publicar un comentario