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viernes, 14 de octubre de 2016

Lucas 12,1-7: Hipocresía y vanidad, por el papa Francisco

Lucas 12,1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.»

— Cometario del papa Francisco:
"Hipocresía y vanidad"

Es necesario rezar mucho para no dejarse contagiar por el “virus” de la hipocresía, esa actitud farisea que seduce con las mentiras estando en la sombra. Es la solicitud de Jesús que el papa Francisco ha invitado a acoger, al comentar el Evangelio del día en la homilía de la misa celebrada este viernes por la mañana en Santa Marta.

El Santo Padre ha advertido que la hipocresía no tiene un color porque juega con las medias tintas. Se insinúa y seduce en “claroscuro”, con “la fascinación de la mentira”. De este modo, el Pontífice ha reflexionado sobre la escena del evangelio del día destacando la advertencia de Cristo a los suyos: “Cuidado con la levadura de los fariseos”. La levadura es una cosa pequeñísima, ha observado, pero por como habla Jesús es como si quisiera decir “virus”. Como “un médico” que diga “a sus colaboradores” poner atención a los riesgos de un “contagio”.

Y Francisco lo ha explicado así: “la hipocresía es esa forma de vivir, de actuar, de hablar, que no es claro. Quizá sonríe, quizá está serio… No es luz, no es tiniebla… Se mueve de una forma que parece no amenazar a nadie, como la serpiente, pero tiene el encanto del claroscuro. Tiene ese encanto de no tener las cosas claras, de no decir las cosas claramente; la fascinación de la mentira, de las apariencias”. El Papa ha recordado que Jesús decía a los fariseos hipócritas que “estaban llenos de sí mismos, de vanidad, que a ellos les gustaba pasear en las plazas haciendo ver que eran importantes, gente culta…”

Tal y como ha explicado el Santo Padre, Jesús aseguró a la multitud “no tengáis miedo” porque “no hay nada cubierto que no sea desvelado, ni secreto que no sea revelado”. Y ha precisado que esconderse “no ayuda” aun si “la levadura de los fariseos” llevaba y lleva a “la gente a amar más las tinieblas que la luz”.

Asimismo, el Pontífice ha recordado: “esta levadura es un virus que enferma y te hace morir. ¡Cuidado! Esta levadura te lleva a las tinieblas. ¡Cuidado! Pero hay uno que es más grande que esto: es el Padre que está en el Cielo. ‘¿No se venden cinco gorriones quizá por dos monedas?’ Y ni siquiera uno de ellos es olvidado delante de Dios. También los cabellos de vuestra cabeza son contados’. Y después, la exhortación final: ‘¡No tengáis miedo! ¡Valéis más que muchos gorriones! Delante de todos estos miedos que nos ponen aquí o allá, y que nos pone el virus, la levadura de la hipocresía farisea, Jesús nos dice: ‘Hay un Padre. Hay un Padre que os ama. Hay un Padre que cuida de vosotros’”.

Y hay solo un modo para evitar el contagio, ha advertido el Papa. Es el camino indicado por Jesús: rezar. Así, ha concluido afirmando que para no caer en esa “actitud farisea que no es ni luz ni tinieblas” sino que está “a mitad” de camino que “nunca llegará a la luz de Dios”.

A propósito, Francisco ha concluido invitando a rezar, “rezar mucho”. “Señor, cuida a tu Iglesia, que somos todos nosotros: cuida a tu pueblo, el que se había reunido y se pisoteaban entre ellos, unos a otros. Cuida a tu pueblo, para que ame la luz, la luz que viene del Padre, que viene de Tu Padre, que ha enviado para salvarnos. Cuida tu pueblo para que no se haga hipócrita, para que no caiga en el calor de la vida. Cuida a tu pueblo para que tenga la alegría de saber que hay un padre que nos ama mucho”.

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