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jueves, 11 de noviembre de 2010

Lucas 17:20-25, Cuando llega el Reino de Dios?

Lucas 17:20-25
Jueves de la 32 Semana del Tiempo Ordinario

Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo iba a venir el reino de Dios, y él les respondió:
— La venida del reino de Dios no se puede someter a cálculos. No van a decir: "¡Mírenlo acá! ¡Mírenlo allá!" Dense cuenta de que el reino de Dios está entre ustedes.
A sus discípulos les dijo:
— Llegará el tiempo en que ustedes anhelarán vivir siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no podrán. Les dirán: "¡Mírenlo allá! ¡Mírenlo acá!" No vayan; no los sigan. Porque en su día el Hijo del hombre será como el relámpago que fulgura e ilumina el cielo de uno a otro extremo. Pero antes él tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por esta generación.

Comentario:


















La ensenanza sobre la venida del Reino del Dios se halla en el corazon mismo del evangelio. Juan el Bautista anuncia la llegada del Mesias y, con El, la llegada del Reino, y Jesus nos dice que el Reino de Dios esta en medio de nosotros; sin embargo, este anuncio fue la causa de malentendidos y conflictos entre los discipulos de Jesus.

Algunos seguian a Jesus por unos motivos que seran un obstaculo en la hora de la persecucion y la prueba. Jesus tiene que corregir a sus discipulos porque sus planes no se ajustan a la voluntad del Padre. Algunos discipulos se estaban preparando para entrar en Jerusalen y reinar al lado de Jesus, no sin antes haber expulsado a los romanos y a los lideres religiosos corruptos. Estas expectativas vienen precedidas por el anuncio de la venida del Reino y no nos debe extranar las pretensiones mesianicas del grupo de Jesus y de muchos judios.

Para algunos cristianos el Reino de Dios hace referencia al Paraiso perdido. Vivimos en un mundo en tension debido a la maldad y el pecado de las personas. En la situacion actual no es de extranar que algunos se erijan como los guardianes y centinelas del Bien. Es la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Pero la Buena Noticia de Jesus no busca el enfrentamiento entre los aparentemente buenos contra los malos o pecadores puesto que todos somos llamados al arrepentimiento, al perdon y a la reconciliacion. No, el Reino de Dios no viene precedido por el ruido de los sables sino por la entrega y el sacrificio de nuestros intereses inconfesables. La Verdad de Reino no es una arma con la cual luchar en la guerra sino una virtud que nos mueve a sufrir y dar la vida por ella.

Es normal que las autoridades romanas y el emperador vieran en las comunidades cristianas a una secta peligrosa. Para los cristianos esperar la venida del Reino de Dios significaba que el unico emperador y rey ante el cual se debian arrodillar y ofrecer incienso era Dios. El emperador romano era un pagano porque adoraba idolos y habia usurpado la autoridad de dar y quitar la vida. Todos debian de dirigirse al emperador como si se tratase del Hijo de Dios. Esto era impensable para los cristianos.

Es importante recordar el momento historico en el que se proclama la venida del Reino de Dios porque es un tiempo de ocupacion, resistencia y rebelion. En tal situacion, morir por el Reino de Dios era un sacrificio. Pero esta situacion cambiara radicalmente cuando el emperador se bautice y se rodee de cortesanos cristianos. Entonces, los cristianos no tendran reparos en arrodillarse delante del emperador o escrupulos para aceptarle como Sumo Pontifice porque su voluntad esta en sintonia con la voluntad de Dios.

A partir de aqui, creo que se me entendera mejor cuando digo que la venida del Reino de Dios ha dado lugar a muchas equivocaciones y tergiversaciones por parte de un poder, una verdad y una justicia, que se decian cristianas. No es cierto, sin embargo, que el Reino de Dios haga referencia a un sentimiento y a una espiritualidad privadas y abstractas. Damos testimonio de Dios y de su reinado a traves de nuestras palabras, gestos y acciones. Ahora bien, que palabras, que gestos y que acciones son senales de que el reino de Dios y esta aqui? La mejor respuesta a esta pregunta la encontramos en las parabolas de Jesus.

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