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lunes, 16 de agosto de 2010

Un joven vino a ver a Jesus para preguntar sobre la vida eterna

Mateo 19:16-22

Un joven vino a ver a Jesús y le preguntó:
– Maestro, ¿qué cosa buena debo hacer para tener vida eterna?
Jesús le contestó:
– ¿Por qué me preguntas qué cosa es buena? Sólo Dios es bueno. Si quieres vivir de verdad, obedece los mandamientos.
El joven preguntó:
– ¿Cuáles mandamientos?
Jesús le dijo:
– No mates; no seas infiel en tu matrimonio; no robes; no mientas contra otra persona; respeta a tu padre y a tu madre; ama a los demás tanto como te amas a ti mismo.
Entonces el joven dijo:
Todos esos mandamientos los he obedecido. ¿Qué más puedo hacer?
Jesús le dijo:
– Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y da el dinero a los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Luego ven y conviértete en uno de mis seguidores.
Cuando el joven oyó eso, se fue muy triste, porque era muy rico.




















Durante la celebración de la misa pregunté a mis hermanos y hermanas: "Cuantos años creéis que tendría ese joven?" Unos dijeron: "Treinta", otros dijeron: "Veinte largos".

Entonces les expliqué que en la sociedad en la que vivió Jesús, los hombres y las mujeres se casaban cuando tenian trece años (ellas), catorce, quince, dieciséis años (ellos). Una persona de veinte años era una persona madura. Unas persona con treinta años podía ser abuelo/a.

En dicha sociedad, un joven no podía disponer de sus riquezas hasta que el patriarca de la familia, hubiera fallecido. En la sociedad patriarcal en la que Jesús vivió, los jóvenes no heredaban los bienes familiares salvo en casos muy excepcionales. Entonces, el hermano mayor era el responsable de la familia (madre, hermanos, hermanas, primos, sirvientes); en tal situación, el negocio familiar y las responsabilidaddes diarias podian llegar a ser tan absorbentes que el joven patriarca apenas tenia tiempo para pensar en la vida eterna.

Por eso, podemos pensar que este episodio del joven rico en lugar de ser una crónica es, más bien, una lección de sabiduría cristiana. La figura del joven justo está muy presente en la tradición judeo-cristiana. En la sabiduría bíblica no es extraño que el joven justo muera en una edad temprana. Entonces, surge la pregunta: "¿Por qué, Señor, tuvo que morir tan joven?"

No debe sorprendernos, pues, que un joven se acercara a Jesús para preguntarle: "¿Qué debo hacer para ganar la vida eterna?" La respuesta de Jesús abre un debate porque hay dos respuestas que se complementan, es decir, no se oponen la una a la otra, pero son distintas y a buen seguro eran un motivo de polemica en las primeras comunidades cristianas:

Primero: Cumple los mandamientos.
Respuesta del joven: Ya lo hago.
Segundo: Vende tus riquezas, da el dinero a los pobres y sígueme.
Resultado de la invitación: "Cuando el joven oyó esto, se fue muy triste, porque era muy rico".

Los Hechos de los Apostoles y algunas de las cartas de Pablo narran los conflictos ocasionados por las riquezas de algunos cristianos y la necesidad que pasan otros. Por otra parte, la manera como algunas comunidades cristianas comparten y distribuyen las riquezas es presentado como modelo de comunidad.















En el mundo actual, el uso de lo que uno tiene continua siendo una señal inequivoca de identidad. Hoy mas que nunca, el joven rico es protagonista en nuestra sociedad. Si un joven no es rico, al menos, debe aspirar a serlo. La mayoría de los jóvenes que conocemos estudian y trabajan para tener una vida segura y confortable. Una vida feliz significa: comer bien, vestir bien, viajar, dos o tres casas, dos o tres coches, dos o tres cuentas de ahorro, un buen trabajo con excelentes beneficios...

En esta situación, el desprendimiento de los bienes materiales en forma de solidaridad es una señal inequivoca del Reino.

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