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jueves, 5 de agosto de 2010

Mateo 16:23-33: "¿Y ustedes qué opinan? ¿Quién soy yo?"

Cuando llegaron cerca del pueblo de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
– ¿Qué dice la gente acerca de mí, el Hijo del hombre?
Los discípulos contestaron:
– Algunos dicen que eres Juan el Bautista, y otros dicen que eres el profeta Elías, el profeta Jeremías, o alguno de los profetas.
Entonces Jesús les preguntó:
– Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Quién soy yo?
Pedro contestó:
– Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios que vive y da vida.
Jesús le dijo:
– ¡Bendito seas, Pedro hijo de Jonás! Porque no sabes esto por tu propia cuenta, sino que te lo enseñó mi Padre que está en el cielo. Por eso te llamaré Pedro, que quiere decir "piedra". Sobre esta piedra construiré mi iglesia, y la muerte no podrá destruirla. A ti, Pedro, te daré autoridad en el reino de Dios. Todas las cosas que tú prohíbas aquí en la tierra, desde el cielo Dios las prohibirá. Y las cosas que tú permitas, también Dios las permitirá.
Entonces Jesús ordenó a sus discípulos que no le contaran a nadie que él era el Mesías. Desde ese momento, Jesús comenzó a decirles a sus discípulos lo que le iba a pasar:
– Tendré que ir a Jerusalén, y los líderes del país, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley me harán sufrir mucho. Allí van a matarme, pero tres días después volveré a vivir.
Entonces Pedro se llevó a Jesús aparte y lo reprendió por decir esas cosas, y le dijo:
– ¡Qué Dios nunca lo permita! Eso no puede sucederte, Señor.
Jesús se volvió y le dijo:
– ¡Pedro, estás hablando como Satanás! ¡Vete! Tú no entiendes los planes de Dios, y me estás pidiendo que los desobedezca.
(Mateo 16:23-33)

Esta manana les hacia esta pregunta a los hermanos y hermanas con quienes celebraba la Eucaristia: "Y ustedes quien dicen que es Jesus?"
Algunos respondieron, diciendo: "El Cristo", "el Mesias".
Benita, que es el alma del grupo carismatico de la parroquia, dijo: "Mi refugio, mi luz, mi salvador..."
Entonces les dije: "Habeis respondido muy bien, pero os recuerdo que aunque Pedro dijo que Jesus era "el Mesias, el Hijo del Dios vivo," en el momento de la verdad nego que conocia a Jesus y le abandono en Jerusalen. Parece ser que esta respuesta no llevo muy lejos a Pedro. Yo me pregunto cual hubiera sido la respuesta de Maria y la mujeres que acompanaron a Jesus hasta su muerte en la cruz. Que hubieran dicho ellas? Que pensaban? Es una lastima que no lo sepamos.

Los catolicos utilizamos este episodio para demostrar que Pedro es la roca sobre la que Jesus iba a construir su iglesia. No creo que el lenguaje de Jesus fuera simbolico y, por este mismo motivo, me imagino que estos planes no eran del gusto de Santiago, Juan y su madre, los cuales tomaran la iniciativa mas adelante para intentar que Jesus cambie sus planes y ellos sean los que se sienten uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesus.

Por otra parte, la conversacion entre Pedro y Jesus despues de la confesion y el nombramiento del primero esta a la altura de las grandes discusiones familiares. Pedro le viene a decir a Jesus: "Ni se te ocurra"; y Jesus le responde: "Apartate de mi, Satanas, tu no entiendes los planes de Dios". La primera conversacion entre Jesus y Pedro, despues del nombramiento de este ultimo, tuvo sus mas y sus menos. Por cierto, llamar Satanas al sucesor de Pedro sera considerado como una terrible ofensa cuando la religion cristiana sea reconocida como la religion del imperio. A veces nos olvidamos que Jesus fue el primero en llamar Satanas a Pedro.

Al final, comprendemos por que Jesus "ordeno a sus discipulos que no dijeran a nadie que el era el Mesias". Primero, Pedro no entiende que el Mesias deba ser perseguido y ejecutado; y segundo, ninguno de los apostoles entiende que significa que el Mesias resucitara al tercer dia. La prueba es que cuando las mujeres, Pedro y otro discipulo, vayan al sepulcro su sorpresa sera mayuscula porque el cadaver de Jesus ha desaparecido.

Este episodio deberia ayudarnos a purificar nuestra fe y nuestra creencias sobre Jesus y, tambien, a ser humildes. Nuestra fe es la fe del peregrino y, por este motivo, debemos estar abiertos a dejarnos sorprender por Jesus. Porque, tal vez, Jesus no es como nosotros queremos que sea. Le ocurrio a Pedro y nos puede ocurrir tambien a nosotros.

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