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lunes, 9 de agosto de 2010

Discurso del Padre George Zabelka, sacerdote catolico que bendijo las bombas de Hiroshima y Nagasaki hace 65 anyos.


















Yo bendije las bombas
por George Zabelka

El Padre George Zabelka, sacerdote catolico de las Fuerzas Aereas de Estados Unidos, fue el capellan de los soldados que arrojaron las bombas atomicas sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. Durante los siguientes veinte anyos, fue gradualmente convenciendose de que habia participado en algo horrible y que habia negado su propia fe ofreciendo apoyo moral y religioso al lanzamiento de las bombas. Zabelka, que fallecio en 1992, dio esta charla en el 40 aniversario del lanzamiento de las bombas. 

La ejecucion de civiles en tiempo de guerra siempre ha estado prohibido por la Iglesia, y si un soldado viene a mi y me pregunta si puede ejecutar a un nino, le diria que no sin dudarlo. Esto seria un pecado mortal. En 1945, la isla de Tinian era el aeropuerto mas grande del planeta. Cada minuto podian despegar tres aviones y, asi, durante horas. Muchos de esos aviones se dirigian a Japon con el proposito de aniquilar, no un nino o un civil, sino miles de ninos y civiles, y yo no dije nada.

Siendo capellan catolico conoci a un buen catolico irlandes que arrojo la bomba sobre la catedral de Urakami en Nagasaki, centro del catolicismo en Japon. Sabia que san Francisco Javier, siglos antes, habia llevado la fe catolica a Japon. Sabia que escuelas, iglesias, y comunidades religiosas fueron aniquilidadas, pero no dije nada.

Nunca predique ni una sola palabra contra la matanza de civiles a los hombres que estaban llevando a cabo esas matanzas. Me habian lavado el cerebro! Nunca pense en protestar publicamente por los ataques masivos a civiles. Me habian dicho que era necesario. La jerarquia militar lo decia abiertamente y la jerarquia religiosa lo aprobaba con su silencio. No me consta que los cardenales americanos o algun obispo se opusiera abiertamente a estos ataques masivos contra civiles. El silencio era la senal dada al gobierno y a la poblacion americana de que se estabamos de acuerdo.

Yo trabaje con Martin Luther King, Jr., durante las manifestaciones por los derechos civiles en Flint, Michigan. Su ejemplo y sus ensenanzas de la accion no violenta (escoger amar en lugar de odiar, la verdad en lugar de la mentira, la no violencia en lugar de la violencia) me conmovieron profundamente. Aquello me puso cara a cara con el movimiento pacifista: la accion no violenta como resistencia a la maldad. Yo recordaba las palabras de King despues de que le encerraron en la prision de Montgomery y mi cabeza dio un vuelco de 180 grados. En aquella ocasion, Martin Luther King, Jr., habia dicho: "La sangre puede correr sobre las calles de Montgomery antes de que seamos libres, pero debe ser nuestra sangre la que corra, y no la del hombre blanco. No debemos danar ni un cabello de la cabeza de nuestros hermanos blancos".

Mi corazon estaba divido. Yo luchaba y discutia. Sin embargo, este era el Sermon de la Montana: "Ama a tus enemigos. Ofrece bien por mal". Entonces, atravese una crisis de fe. O aceptaba lo que Cristo habia dicho, aunque me pareciera imposible y estupido, o le debia negar completamente.

Durante los ultimos 1700 anyos la Iglesia no solamente ha presentado la guerra como algo respetable y digno, sino que ha ensenado que ser militar es una profesion cristiana honorable. Esto no es verdad, es mentira. Nos han lavado el cerebro y manipulado.

Yo he visto lo que es la guerra. Aquellos de ustedes que han visto lo que es una guerra real, pueden corroborar lo que digo. Os aseguro que la guerra no es una opcion cristiana. No es el camino de Cristo. No hay modo de hacer la guerra siguiendo las ensenanzas de Jesus. No hay modo de entrenar a alguien para matar siguiendo las ensenanzas de Jesus.

La moral que defiende que la guerra es la unica alternativa al terror es una moral que Cristo nunca enseno. La etica de la destruccion massiva no puede ser encontrada en las ensenanzas de Jesus. En la etica de la guerra justa, Jesucristo es irrelevante. En esa etica Jesus no existe. En la etica de la guerra justa, no hay modo de apelar a el o citar sus ensenanzas, porque Jesus no nos ofrece una sola idea en la cual se nos diga que nivel de destruccion o aniquilacion es aceptable.

El mundo nos esta observando hoy. Una etica que defienda la destruccion masiva no es lo que el mundo necesita de la Iglesia, aunque esto es lo que muchos esperan de los seguidores de Cristo. Lo que el mundo necesita es que los cristianos se unan para dar testimonio de Jesucristo. Lo que el mundo necesita es que los cristianos proclamen, con un lenguaje sencillo que todos puedan entender, que los seguidores de Cristo no pueden participar en las destrucciones masivas. El cristiano debe amar como Cristo amo, vivir como Cristo vivio, y, si es necesario, morir como Cristo murio: amando a sus enemigos.

Durante los primeros 300 anyos que siguieron a la resurrecion de Jesucristo, la Iglesia reconocio a un Cristo de la no violencia. Debemos recordar que la Iglesia enseno la no violencia en una situacion extrema de violencia, donde al menos en tres ocasiones estuvo al borde del aniquilamiento. La Iglesia sufria entonces la tortura y ejecuciones de sus miembros. Si alguna vez hubo un momento en que la Iglesia pudo justificar las represalias y la violencia en defensa propia, aquel fue el momento. La elite economica, politica y militar del Estado Romano habia enfrentado a sus ciudadanos contra los cristianos, animadoles a exterminar a las comunidades cristianas.

Sin embargo, la Iglesia insistia sin la menor duda que cuando Jesus desarmo a Pedro, desarmo a todos los cristianos.

Los cristianos siguieron creyendo que Cristo era su refugio y su fortaleza (palabras de la liturgia primitva), y que si Cristo era todo lo que necesitaban para su seguridad y defensa, entonces Cristo era todo lo que debian tener. Esto era una nueva etica. Los cristianos sabian que si seguian a Jesus no se perderian. Cuando se les daban oportunidades para contentar al Estado Romano, por ejemplo, enrolandose en el ejercito, esas oportunidades fueron rechazadas, porque la Iglesia vio incompatibilidad entre el amor a Cristo y matar. Era Cristo, no el dios Marte, el que les daba seguridad y paz a los cristianos.

Hoy, el mundo esta al borde del abismo porque la Iglesia rechaza ser la Iglesia. Porque los cristianos nos hemos estado enganado a nosotros mismos, y a los no cristianos, sobre la verdad de Cristo. No es posible seguir a Cristo, amar como Cristo amo, y al mismo tiempo matar a nuestros enemigos. Es una mentira decir que el Espiritu de Dios mueve el gatillo del lanzallamas. Es una mentira decir que aprender a matar es aprender a ser como Cristo. Es una mentira decir que hundir la bayoneta en el pecho de nuestros enemigos viene motivado por nuestro pensamiento cristiano. Militarizar a los cristianos es una contradiccion.

Ahora, hermanos y hermanas, en el aniversario de la mas grande atrocidad llevada a cabo por cristianos, debo ser el primero en decir que cometi una terrible equivocacion. Me poseia el padre de la mentira. Yo participe en la gran mentira ecumenica de los catolicos, protestantes y ortodoxos. Yo vesti el uniforme. Yo fui parte del sistema. Cuando celebraba la misa en el campamento, me ponia el alba y la casulla sobre el uniforme. Cuando el Padre Dave Becker resigno como capellan de la base de submarinos Trident en 1982, me dijo: "Cada vez que celebraba la Eucaristia y me ponia las vestiduras sobre el uniforme, me venian las palabras de Jesus: 'Tened cuidado de los lobos que se visten con la piel de los corderos".

Como capellan de las Fuerza Aereas yo pinte una ametralladora en la manos de Jesus y distribui esa pintura perversa por el mundo como si fuera verdad. Yo cantaba, "santo, santo, santo..." y repartia municion. Como capellan catolico de la Brigada 509, fui el canal que comunico esta fraudulenta imagen de Cristo a la tripulacion del Enola Gay y del Boxcar.

Todo lo que puedo decir es que estaba equivocado. Cristo no podia ser el instrumento para desatar el horror sobre su propia gente. Excusas y justificaciones no sirven para nada. Todo lo que puedo decir es: "Estaba equivocado". Guardar silencio seria perderme el primer paso en el proceso de arrepentimiento y reconciliation: admitir el error, admitir la culpa.

Yo estaba alli y estaba equivocado. Si, la guerra es un infierno y Cristo no vino a justificar la creacion del infierno en la tierra por obra de sus discipulos. La justificacion de la guerra puede ser compatible en algunas religiones y filosofias, pero no es compatible con la ensenanzas de Jesus. Yo estaba equivocado. Y a quienes han sufrido porque cai bajo la influencia del padre de la mentira, les dijo que lo siento de corazon y les pido perdon.

Pedi perdon a los Hibakushas (japoneses que sobrevivieron a las bombas atomicas) en Japon el anyo pasado, durante la peregrinacion que realice desde Tokyo a Hiroshima. Cai de rodillas en el santuario, ofreci flores y ore por el perdon (por mi, por mi pais, por mi Iglesia). Pedi perdon y ellos pidieron perdon por el ataque a Pearl Harbor y por las acciones horribles del ejercito japones. Algunos estaban alli y nos abrazamos y lloramos juntos. Este es el primer paso de la reconciliacion: admitir la falta y el perdon. Oremos para que otros encuentren el camino de la paz y la reconciliacion.

Todas la religiones ensenan la fraternidad. Las personas quieren la paz. Son los gobiernos y los militares los que promueven la guerra y el aniquilamiento. Por eso, dejar que vuestra voz se oiga. No podemos dejar estos asuntos a nuestros lideres politicos y religiosos. Ellos cambiaran cuando les hagamos cambiar. Ellos nos representan. Debemos decirles que han de pensar y actuar por la seguridad de todos los pueblos, y no solo para la seguridad de su pais. No es posible que un pais piense solamente en sus propio interes y seguridad. Nos necesitamos mutuamente. O vivimos como hermanos y hermanas o estamos condenados a morir en un holocausto.

Cada uno de nosotros es responsable por los crimenes de guerra, porque los crimenes de guerra necesitan colaboracion en su preparacion y ejecucion. Esto incluye a los militares, a quienes fabrican las armas, a quienes dan el dinero para comprar armas. No lo duden, todos somos responsables. El silencio, no hacer nada, es uno de los peores pecados.

La bomba sobre Nagasaki me acusa todavia mas que la bomba sobre Hiroshima. El 9 de agosto de 1945, ya sabiamos lo que la bomba podia hacer, pero la volvimos a lanzar. Sabiamos del sufrimiento y la agonia que ibamos a provocar y tambien sabiamos (al menos, nuestros lideres) que no era necesaria. Los japoneses ya estaban derrotados. Se estaban preparando para la rendicion. Pero nosotros insistimos en la rendicion incondicional, lo cual va en contra incluso de la etica de la guerra justa. Una vez que el enemigo esta derrotado y no puede hacerte dano, se debe buscar la paz.

Gracias a Dios, hoy soy capaz de estar aqui y hablar en contra de la guerra, de todas las guerras. Los profetas del Antiguo Testamento denunciaron los falsos idolos, hechos de oro y plata. Hoy muchos adoran un Dios hecho de metal: la bomba. Ponemos nuestra confianza en el poder militar. La bomba es nuestra seguridad y fortaleza, no Dios. Los profetas del Antiguo Testamento lo dijeron de una manera muy sencilla: "No pongais vuestra confianza en carros y armas que no os pueden salvar".

Todos debemos ser profetas. Todos debemos hacer algo por la paz. Debemos detener esta locura de adorar a los dioses de metal. Dedemos oponernos al mal y la idolatria. Este debe ser nuestro empeno en el momento mas critico de la historia. Pero tambien es la oportunidad mas grande que se le ofrece a cualquier grupo de personas: salvar nuestro mundo de la completa aniquilacion.

P. Zabelka,
Agosto, 1985

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