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martes, 27 de julio de 2010

Mateo 13:36-43: "Si tienen oídos, presten atención"

Mateo 13:36-43

Jesús dejó a la gente allí y se fue a la casa. Sus discípulos fueron y le dijeron:
-Explícanos qué significa el ejemplo de la mala hierba en el terreno.
Jesús les dijo:
-El que siembra la buena semilla de trigo soy yo, el Hijo del hombre. El terreno es el mundo, y las buenas semillas de trigo son todos los que obedecen las leyes del reino de Dios. Las semillas de cizaña son los que obedecen al diablo, que fue quien las sembró en el mundo. El tiempo de la cosecha es el juicio final, y los trabajadores que recogen la cosecha son los ángeles. Así como se arranca la mala hierba y se quema, así sucederá cuando Dios juzgue a todos. Yo, el Hijo del hombre, enviaré a mis ángeles para que saquen de mi reino a todos los que hacen lo malo y obligan a otros a hacerlo. Los ángeles echarán a esas personas en el infierno, y allí tendrán tanto miedo que llorarán y rechinarán los dientes. Pero los que obedecen a Dios brillarán como el sol en su reino. ¡Ustedes, si en verdad tienen oídos, presten atención!

Comentario:

Para algunos creyentes es tan escandaloso que los discípulos "no entiendan", que alguien tiene que decirles que "sí entendían", para a continuación explicarles que "Jesús quería explicar la parábola solamente a sus escogidos". Estos malentendidos ocurrían hace dos mil años y ocurren todavía hoy; por eso, algunos piensan que ciertas enseñanzas del reino solo pueden oírlas los escogidos.

En lo primero que debemos fijarnos es que Jesús había finalizado la parábola diciendo a la multitud y a sus discípulos: "El que tenga oídos que oiga". Ahora la multitud ya no está con ellos y los discípulos se sienten liberados para preguntarle por el significado de la "mala hierba". Por lo tanto, no es Jesús quien reúne a los discípulos para explicarles un secreto sino que los discípulos piden a Jesús que les explique algo que no entienden.

Reconocer que "no entendemos", por parte de los discípulos es una señal de humildad, sobre todo después de que Jesus haya dicho: "El que tenga oídos que oiga".

Os decia en un comentario anterior ("El que tenga oidos que oiga", 21 de julio), que las imágenes que Jesús utiliza en las parábolas eran de sobra conocidas por el pueblo. Lo "nuevo" es el significado que Jesús otorga a la "semilla", el "sembrador", "el camino", "la mala y la buena hierba". Este nuevo significado puede abrir los oídos de algunos o cerrárselos todavía más.

Por eso, Jesús finaliza su explicación con las mismas palabras con las que había finalizado la parábola: "El que tenga oídos, que oiga".

Jesús dice exactamente lo mismo las dos veces (en la parábola y en la explicación). Jesús "dejó a la gente allí y se fue a la casa" porque sabía que habían comprendido. El problema no es que no hayan entendido la parábola sino que ante tal mensaje uno piensa "no puede ser verdad lo que mis oídos oyen".

Para los oyentes, estaba claro que la semilla era la ley y los sembradores son quienes tienen la autoridad para enseñarla. Por eso, les llama la atención es que el sembrador lanza la semilla, caiga donde caiga. Para algunos esta novedad es una buena noticia, para otros, una falta de respeto y un mal ejemplo.

Por supuesto, la mayor parte de las semillas lanzadas se pierden. "Una acción como esa no puede quedar así", piensan algunos. Pero el escándalo mayor está por llegar. El "sembrador de la palabra" es ahora Jesús y las semillas son "ustedes". Entonces, algunos piensan: "Hasta donde podíamos llegar" y, otros piensan: "Dios mío, aumenta mi fe!".

Algunos, como los discípulos, necesitan oír esto al menos dos veces. Jesús sabe que necesitaran muchas más y les vuelve a decir: "Si tienen oídos, presten atención".

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