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lunes, 14 de junio de 2010

La Biblia no narra la historia de los buenos contra los malos

Me encuentro algunas personas que leen la Biblia como si fuera la historia de un grupo de personas buenas o justos, contra un grupo (o grupos) de personas malas o pecadores. Sin embargo, la Biblia nos dice que todos, sin excepción, somos pecadores y que el pecado está presente siempre en nuestra historia. Adán y Eva no se identifican con un grupo, comunidad, nación, cultura, Iglesia... Ellos representan al género humano en su totalidad.

Curiosamente, nuestros pecados son también la oportunidad para conocer mejor a Dios y para conocernos mejor a nosotros mismos. A unos el pecado los enfrenta y divide: les hace ser engreídos, avariciosos, violentos, envidiosos, vengativos..., sin embargo, a otros les hace ser humildes porque se dan cuenta de que no son tan "buenos" como ellos se creian.

La primera respuesta del pecador suele ser negar su pecado o hacerse el indiferente. Pero el pecador que reconoce su pecado encuentra consuelo y sabiduría en la Palabra de Dios. Esta es una de las grandes lecciones de la Biblia: el pecado forma parte de nuestro crecimiento humano y espiritual. Negarlo, esconderlo, aniquilarlo... nos estanca en nuestra propia miseria.

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