La Semana Santa nos enfrenta al misterio del dolor y el duelo, del abandono y la traición, de la vida y la muerte. Los primeros cristianos aprendieron a enfrentarse a su dolor guiados por Jesús. Fue el testimonio de Jesús el que les capacitó para reconocer en el Resucitado al Crucificado.
No fue fácil para ellos y tampoco lo es para nosotros. Sin embargo, el dolor es parte de la vida y tiene un papel muy importante en nuestro crecimiento emocional y espiritual. Por eso, la Semana Santa es una oportunidad para reconciliarnos con nuestro dolor, aceptándolo como una parte de nosotros que no debe ser rechazada o excluida, sino integrada en la persona que somos. Esto se aprende desde la infancia. Aquí os dejo un vídeo (en inglés) a modo de introducción.
No fue fácil para ellos y tampoco lo es para nosotros. Sin embargo, el dolor es parte de la vida y tiene un papel muy importante en nuestro crecimiento emocional y espiritual. Por eso, la Semana Santa es una oportunidad para reconciliarnos con nuestro dolor, aceptándolo como una parte de nosotros que no debe ser rechazada o excluida, sino integrada en la persona que somos. Esto se aprende desde la infancia. Aquí os dejo un vídeo (en inglés) a modo de introducción.
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